Andy Warhol, el artista que sobrevivió a un intento de asesinato y luego murió de la forma más absurda

Andy Warhol, el artista que sobrevivió a un intento de asesinato y luego murió de la forma más absurda

Andy Warhol
1928 / Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos

 

 

 





Escribir el radical Manifiesto SCUM (que, entre otras cosas, instaba a destruir el Gobierno, eliminar el sistema monetario y aniquilar el sexo masculino) le granjeó a Valeria Solanas un hueco en el Olimpo del feminismo radical. Pero lo que realmente le brindó aquellos 15 minutos de fama a los que todas las personas tienen derecho fue intentar asesinar a Andy Warhol.

Por 20minutos

Solanas, que sufría esquizofrenia paranoide, estaba resentida con el popular artista plástico, quien le dio un pequeño papel en su película I a Man (1967) pero luego no quiso producir una película de la que ella había elaborado un guion. Cuando ella fue a reclamarle el manuscrito, Warhol le dijo que lo había perdido.

Convencida de que Warhol trataba de apropiarse de su trabajo, la mujer se presentó la tarde del 3 de junio de 1968 en su oficina con un revólver y, al grito de que el de Pittsburgh controlaba su mente, le descerrajó varios disparos mientras él estaba al teléfono. Después, se entregó en la comisaría de Times Square.

Antes de ser juzgada por aquellos tiros, Solanas fue trasladada al ala psiquiátrica del Hospital Bellevue y, cuando finalmente se celebró el juicio, la condenaron a tres años de prisión (parte de ese tiempo lo pasó encerrada en un centro psiquiátrico).

En realidad, Solanas era una mujer tremendamente inteligente (se graduó en psicología a base de becas) y aquellos problemas de salud mental que padecía guardaban relación con una serie de experiencias vitales traumáticas: había sido violada por su padre durante la infancia y se vio tirada en la calle (prostituyéndose y enganchada a las drogas) desde los quince años.

En abril de 1988, fue hallada muerta a los 52 años en un colchón sucio de una habitación de hotel en San Francisco, más sola que la una, sin un centavo y rodeada de las páginas mecanografiadas de sus últimos escritos.

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