Thaelman Urgelles: 5 grandes oportunidades perdió la oposición en la apertura de la AN

“Dime de qué presumes y te diré qué careces”. El antiguo proverbio calza con exactitud en la conducta del oficialismo la mañana de este sábado durante la apertura del período anual de la Asamblea Nacional. La extravagante presencia del vicepresidente, el consejo de ministros en pleno, los gobernadores chavistas y la convocatoria al “pueblo” para que rodeara el palacio legislativo, sólo revelan su intención de dar una demostración de fuerza sin antecedentes en un acto tan rutinario.

¿Para qué tanto aspaviento, si tienen el poder entero y lo acaban de ratificar y ampliar en recientes elecciones… Porqué…? Ah, porque no se sienten nada seguros en ausencia de su papá-comandante y mucho menos ante las tropelías anticonstitucionales que se disponen a cometer. Para blindar las violaciones próximas y desestimular cualquier acción o pronunciamiento en contrario, es necesario mostrar “la mayor suma de poder posible”, parafraseando el lugar común bolivariano. Lo que ocurrió en el ridículo acto del sábado en el hemiciclo parlamentario fue una abierta demostración de la paradójica debilidad que aqueja hoy a la “revolución bolivariana”.

Lo más lamentable es que la oposición perdió la oportunidad de hacerle ver esta circunstancia a los millones de venezolanos que con gran interés encendieron sus televisores para presenciar una histórica jornada cívica y constitucional, para en cambio encontrarse con el mismo vergonzoso sainete en el que los payasos chavistas –en las curules y en las barras- insultan a mansalva y con los mismos lugares comunes, a unos parlamentarios opositores que responden con patéticos llamados a un diálogo imposible. ¿Cómo se va a dialogar con una pandilla que vive y se alimenta del conflicto?, es algo que todos los venezolanos tenemos claro desde hace 14 años.





Qué gran oportunidad perdieron de poner en evidencia la escasa cantidad de “pueblo” que acudió a la convocatoria propalada por los dos delfines -Cabello y Maduro- el día anterior y reiterada en los habituales cintillos de los canales “públicos” de TV. Los mismos canales que administraron muy bien las tomas de “pueblo” en las afueras del Capitolio.

La oposición perdió también la oportunidad de dejar claro que la directiva de la AN que estaba siendo elegida fue decidida en La Habana, bajo el patronazgo de Raúl y quizás de Fidel Castro. Eso lo sabemos también todos los venezolanos y los diputados de oposición; y así fue declarado por la valiente diputada María Corina Machado en los pasillos de la AN y en su cuenta de Twitter, pero es obvio que no lo pudo decir en la sesión transmitida en cadena para respetar un acuerdo de la fracción opositora.

Otra oportunidad perdida por los representantes opositores fue la de presentar una plancha completa para la directiva –presidida, por ejemplo, por María Corina- y perder en cada cargo con las manos alzadas. Con ello hubiesen ratificado su presencia autónoma en el 42% del parlamento, proclamado ante el país su vocación de poder y su voluntad de dar la pelea democrática en cada espacio y en las condiciones exigidas por cada momento. En su lugar, presentaron una única candidatura a primer vicepresidente, con el ruego, a las fieras que tenían sentadas enfrente y sobre ellos, de que se la aceptaran en rigor de un sedicente “juego democrático”. Desde sus casas, los demócratas venezolanos lamentaron una vez más la contumaz ingenuidad de los diputados opositores. En el hemiciclo pudimos ver las expresiones chavistas de burla.

Una cuarta oportunidad que tuvo y desaprovechó la oposición el sábado –también en cadena nacional- fue la de poner de manifiesto la profunda división que mina los cimientos del campo oficialista, cisma que estuvo a punto de germinar en un desenlace fraticida y violento entre ambas facciones. ¿Por qué esas cosas no se dicen? Debe ser porque los propios líderes opositores suspiraron cuando se enteraron del Pacto de La Habana, aliviados porque una vez más “el adversario se puso de acuerdo y el desenlace será pacífico y constitucional”.

Todas esas cosas se pudieron decir en la sesión de la Asamblea Nacional, con elegancia, talante democrático y sin caer en el detestable estilo agresivo y vulgar de los diputados del otro campo. Pero había que decirlas, para que los 6.5 millones de votantes del 7 de octubre se sientan representados por una dirigencia gallarda, sincera y valiente, condiciones que se requieren para aspirar al poder en el borrascoso territorio que habitamos. Los demócratas estamos un poco hartos de las “lecciones de pedagogía republicana” y aspiramos de nuestros dirigentes una actitud combativa y de real voluntad de poder. No el espectáculo de “leal oposición a Su Majestad” que presenciamos este sábado.

Yo sugiero que vayamos encargando una producción seriada de urnas blancas, para sepultar las carreras de estos políticos tan desfasados de la realidad que vivimos. Con sus honrosas excepciones. Sería su mejor hábitat después de la nueva derrota que, con estas conductas, están labrando para el pueblo democrático.

 

@Turgelles