Gustavo Coronel: La hora triste de la democracia Uruguaya

La decisión del presidente José Mujica de convalidar un golpe de estado es suicida.

Cual puede ser la razón para que el presidente José Mujica, de Uruguay, vaya a Caracas a convalidar lo que ha sido, claramnte, un golpe de estado contra la constitución y las leyes venezolanas? Como puede justificar el presidente Mujica un viaje como este, habida cuenta de la tradición democrática de su país? Porque Mujica no se representa a él, representa a Uruguay. Quien viaja no es el ex-guerrillero sino el presidente de un país de gran prestigio en la región. Este viaje solo puede verse como un acto de abierta complicidad con lo que ha sido un manotón a las leyes venezolanas por parte de una pandilla de malandros politicos.

Días después de un elogioso artículo sobre su estilo de gobierno austero aparecido en el New York Times, (http://topics.nytimes.com/top/reference/timestopics/people/m/jose_mujica/index.html ) el presidente Mujica parece despojarse de su condición demócrata para ir a apoyar una impúdica satrapía como la que protagoniza el chavismo en Venezuela. Mujica debería estar al lado de quienes abogan por una solución constitucional para la crisis venezolana, pero ha preferido ir a apoyar al ex-chofer de autobus, el inepto pro-Castrista encargado de la presidencia, Nicolás Maduro,  a pesar de que su posición  es totalmente ilegítima y está basada en la fuerza bruta de un ejército corrompido por el poder, el tipo de ejército que envió a Mujica a la cárcel en su país.





Por qué? Mujica no es loco, aunque a veces lo parezca, dado su aspecto lamentable que va más allá de la austeridad para llegar al abandono personal. Con candor ha admitido en el pasado que su apoyo a Chávez tiene que ver con dinero, con los recursos que el país y su gobierno han recibido de Chávez, algunas veces en perjuicio del pueblo venezolano. Este interés monetario le hizo apoyar el ingreso de Chávez a Mercosur, a pesar de la opinión de buen parte de la opinión pública en su país. Ahora, con este viaje a Venezuela José Mujica termina de vender el prestigio de su país por unas monedas. Esta es una triste hora para la democracia uruguaya.