AP: Humor negro en crisis venezolana

AP: Humor negro en crisis venezolana

Foto: AP

Con la ausencia del presidente y la invasión de la propaganda oficial que repite “Chávez somos todos”, los venezolanos no saben si reír o llorar.

Lo insólito de la situación llega al punto que el gobierno organizó la víspera un acto en el que miles simularon una juramentación a la que el presidente Hugo Chávez se ausentó debido a su tratamiento en Cuba de cáncer.

La crisis política ha provocado que se multipliquen las bromas de humor negro, una forma ya conocida de expresar frustraciones o incluso en sentir de un país.





“Veintiún mil Chávez que murieron a manos del hampa no pueden asistir a la toma de posesión”, fue el mordaz comentario de “El Chiguire Bipolar”, un popular sitio de humor venezolano, en referencia a la cifra de asesinatos ocurrida en el país en 2012, una de las más altas de la región.

Según el humorista y columnista Claudio Nazoa, “es tan absurdo lo que está pasando que la gente no sabe si reírse o llorar”.

Un día después de que el Tribunal Supremo de Justicia fallara que se podía posponer el acto de juramentación hasta que Chávez regrese de Cuba y que no hay en Venezuela una falta temporal del jefe de Estado, la caricaturista Rayma Suprani publicó en el diario El Universal una caricatura en la que se veía la figura de una mujer sosteniendo el hilo que libera la cuchilla de una enorme guillotina que cortaba copias de la constitución.

“El chiste cumple su función de catarsis social y por eso la mordacidad y la ironía”, dijo en diálogo telefónico con The Associated Press Tulio Hernández, sociólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. “Es una forma de desahogo y digamos también que lo que tiene como particularidad en América Latina y el Caribe es la mordacidad”, agregó.

El humor en Venezuela no toca directamente al presidente ni a su enfermedad porque “hay temor a que las ‘hordas rojas’ te puedan golpear”, agregó Hernández al referirse a las leyes con las que el gobierno ha acusado a periodistas y televisoras de crear zozobra y ha esgrimido para allanar viviendas en busca de autores de mensajes de Twitter críticos.

El 6 de enero por ejemplo, agentes de inteligencia allanaron en la ciudad de Valencia la casa de Federico Medina Ravell, primo de Alberto Federico Ravell, ex director del canal de noticias Globovisión. Medina Ravell no estaba en la casa, los agentes de inteligencia cargaron con dos computadores y dijeron tener una orden de un tribunal local para allanar la vivienda, donde sólo estaba la esposa de Medina y sus hijos, por la presunta comisión de delitos informáticos y tenencia de armas de fuego, pero no fue encontrada ningún arma, explicó en diálogo telefónico la abogada Isabel Grisanti, amiga de la familia.

En las calles, sin embargo, las pintadas son cáusticas: “Chávez al mausoleo ya” o “Chávez está muerto” escriben autores protegidos por el anonimato.

Más allá de las fronteras venezolanas el tono se eleva.

El humorista brasileño José Simao ha hecho chistes sobre Chávez en Twitter, su columna en el diario Folha de S. Paulo y la radio Band News. El viernes publicó: “Pensamiento del día en Twitter: Lula se hace el muerto, Chávez el vivo”, en referencia a que el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva Lula siempre alega desconocer o no tener relación con casos de corrupción en su gobierno (2003-2010).

También publicó “Titular sensacionalista del día: Después de 17 años muerto, Hugo Chávez es reelecto presidente de Venezuela” y “Creo que Chávez no está en la isla de Cuba, está en la isla de Lost” en alusión a la serie de televisión.

El también brasileño Sinfronio de Sousa Lima Neto, o Sinfronio, conocido por sus chistes políticos, también ha publicado y ha circulado en Facebook una caricatura en la que se ve a la figura de la muerte entrando, guadaña en mano, a una habitación de hospital preguntando “¿Quién es Fidel?” y en la puerta el ex presidente cubano Castro le responde: “Es este que está aquí”, mientras le señala la cama donde reposa Chávez con los ojos abiertos y una mascarilla en la nariz.

En un suplemento de humor llamado “El Otorongo” que acompaña cada viernes el diario Peru.21 se publicó una caricatura en la que se ve a tres personas: dos hombres –uno de los cuales podría representar al vicepresidente Nicolás Maduro– y una mujer sentados alrededor de una mesa de mantel rojo con una pequeña bandera de Venezuela en el centro, tomados de las manos y con los ojos cerrados como en un ritual de espiritismo. El hombre parecido a Maduro dice: “Empecemos entonces con la ceremonia de asunción de mando. Presidente Chávez si está ahí, dé tres golpes”.

El ecuatoriano Xavier Bonilla, que firma sus caricaturas como Bonil, ha publicado en el diario El Universo algunas que muestran que tanto dentro como fuera de Venezuela se percibe la incertidumbre sobre el estado real de salud del mandatario y el hecho de que aunque no estuvo en su juramentación, el gobierno y la dirigencia chavista consideran que su gobierno continúa.

En uno de esos dibujos titulado “Ch…Abismo” se ve una suerte de pantalla de un equipo médico sobre la que se lee en letras negras en forma de altibajos de débiles latidos cardiacos “no podré asistir pero estoy posesionado”.

Antonio Cova, sociólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, dijo en entrevista telefónica que a diferencia del exterior, en Venezuela los humoristas “evitan entrar en el carácter trágico de un líder que se está yendo”

“Pero sí muestran su ferocidad con lo que pasa”, dijo Cova. “Y pasaría lo mismo en Argentina, Brasil o España”, agregó.

En un país como Venezuela, con una larga tradición de diarios humorísticos que se remonta al siglo XIX pero que ya no existen, el humor se ha trasladado a las redes sociales porque, dijo Hernández, “presenta menos riesgos y mayores libertades”.

Juan Andrés Ravell, uno de los tres fundadores y editor de “El Chiguire Bipolar” creado en 2008, dijo a la AP que en estos momentos en Venezuela “cualquier cosa que se diga es humor negro… es una forma de tomar temas escabrosos” como el de la violencia y la inseguridad. En Venezuela actualmente “la realidad supera a la ficción… es tan bizarra que uno no sabe si colocar la noticia real o no”.

AP