Thaelman Urgelles: 23 de enero de 2002: cuando la oposición conquistó la calle

La marcha del 23 de enero de 2002 significó el auténtico despertar de la movilización ciudadana frente al régimen cívico-militar que encabezaba Hugo Chávez. Entre 1999 y 2000 tuve la honra de participar en las circunscritas actividades de resistencia frente al demoledor avance de los “bolivarianos”. Fue una labor más organizativa y reflexiva que de expresión callejera de la protesta. Ello comprendió el llamado a votar NO en el Referendo Consultivo de la Constitución y la campaña electoral para las elecciones de Julio de 2000, en la que un sector disidente apoyó a Arias Cárdenas pese a su ambigua y mediocre conducta como candidato.

En 2001 se presentaron las primeras protestas de calle, en particular las de padres y representantes que lograron detener al famoso Decreto 2011 sobre supervisión educativa. Estas y otras manifestaciones por causas específicas permitieron mantener vivo el espíritu democrático, de un modo sin embargo muy larvado y localizado en sectores de clase media. El exitoso paro de diciembre de 2001, en protesta por la aprobación de 55 invasivas leyes económicas en el marco de la Ley Habilitante, fue la primera demostración efectiva de fuerza de parte de una disidencia que hasta ese momento había lucido débil y escasamente organizada.

Mas ese primer paro fue un acto de inacción antes que de movilización. Sería seis semanas más tarde, el 23 de enero de 2002, cuando la Venezuela opositora tomó las calles para no dejarlas más en todos estos años. Recuerdo que fue una enorme sorpresa llegar a las arterias de la ciudad y comenzar a notar una presencia humana superior a cualquier expectativa. Los vagones del Metro viajaban repletos, principalmente desde el Este hacia la estación Bellas Artes. La multitud congregada frente al Ateneo se apretaba cada vez más hacia el Parque Carabobo. Fue la primera vez que la serpiente humana unió el principio con el final de la caminata; de tal modo que, habiendo sido la avenida Lecuna la ruta hacia El Silencio, aun salía gente de la avenida México cuando ya la cabeza de la marcha estaba arribando a su destino.





El chavismo hizo también su movilización es día, entre la Parroquia 23 de enero y Miraflores. Una concentración reducida y poco entusiasta, inútilmente sobreestimada en el discurso de Chávez, quien supo esa tarde que la protesta democrática lo había derrotado por primera vez en número y efusividad. Fue la primera de muchas desmostraciones de fuerza popular de calle por parte de la oposición. Desde aquel momento nunca más fuimos minoría en la calle, aunque esa dimensión no se haya logrado concretar en las urnas electorales.

Durante los siguientes 10 años la celebración del Día de la Democracia le perteneció a la oposición. Cada vez que decidió marchar ese día, el chavismo fue siempre minoría. Salvo en este 2013, cuando inexplicablemente la MUD entregó la fecha sin pelear, bajo unos supuestos rumores de violencia que sería provocada por el oficialismo. Algo poco creíble en las circunstancias que vivimos y muy lamentable, por lo que tiene de contribución al desconcierto y la desmoralización del pueblo democrático. Agradezco a todos los medios que publican siempre esta columna dar los créditos correspondientes a El Diario de Caracas.

@TUrgelles