Un Chávez que vive en Miami (Foto)

Un Chávez que vive en Miami (Foto)

En esta foto del jueves 24 de enero de 2013, tomada de un video, Gustavo Ríos es maquillado para imitar al presidente venezolano Hugo Chávez en un programa en Mega TV, en Miami (AP Foto/Suzette Laboy)

Falta aproximadamente una hora para el espectáculo y Gustavo Ríos se transforma en el presidente venezolano Hugo Chávez.

Una maquilladora da a su piel un tono moreno y le adhiere una verruga de plástico en la parte derecha de la frente. La caracterización se completa con grandes orejas de látex y con una peluca negra.

Por Christine Armario/ Associated Press





Ríos imita a Chávez con precisión hilarante y exagerando sus ademanes característicos. Su voz adquiere un tono triunfal y sus manos se mueven en el aire. La imitación ha tenido un precio en Venezuela, donde el presidente extrovertido y dominante ha cultivado cuidadosamente su imagen de salvador popular de la patria. Ríos fue amenazado y robado. Incluso, alguien incendió su automóvil.

Huyó de Venezuela y ahora, su acto se transmite en un programa en español en Estados Unidos. En tanto, el auténtico Chávez convalece en un hospital cubano donde se recupera quizás —nadie lo sabe con exactitud— de una serie de complicaciones tras una cirugía que se le practicó en diciembre para combatir el cáncer.

El imitador se viste con el rojo característico del mandatario y cuenta chistes sobre su estadía en el hospital. En un programa reciente, apareció conectado a una intravenosa pero bailó con la canción “Celebration”, de la década de 1980, mientras jugaba con la consola Nintendo Wii.

Lo que no hace es mencionar la palabra “cáncer”. Ríos conoce esa enfermedad pues su propio padre la padece.

“El cáncer es un padecimiento muy duro”, dice, con voz solemne.

Originalmente, Ríos hizo su imitación de Chávez en un programa de radio llamado “Con las Pilas Puestas” en Maracaibo, ciudad de la costa occidental de Venezuela de donde es originaria su familia. Fingió hablar con los presidentes de Cuba, Rusia e Irán, así como con Osama bin Laden, para conquistar el mundo. En un episodio, planificó secuestrar al presidente estadounidense y torturarlo con música norteña mexicana.

No todos piensan que es gracioso. Los simpatizantes de Chávez, quien por años ha condenado el capitalismo estadounidense y ha impulsado una plataforma socialista, le han dicho imperialista y oligarca. En cuatro ocasiones le robaron el auto. Luego, su vehículo se incendió frente al estudio donde hacía sus programas, al mediodía. Recibió mensajes con amenazas, incluso de muerte.

A la postre, decidió solicitar asilo político con su esposa y su hijo de 3 años, para residir en Miami, donde habita la mayor comunidad venezolana fuera del país sudamericano, en su mayoría antichavistas.

“Fue terrible”, dijo. “Dejar a mi familia fue lo peor”.

No tenía contratos ni una forma muy clara de volver a la radio. Así que el comediante, quien tiene ahora 40 años, hizo lo que hace la mayoría de los inmigrantes, lavar platos, repartir pizzas y pintar inmuebles. En tanto, Ríos fue grabando sus caracterizaciones —imita a más de 80 personajes famosos_, y entregó el material en los estudios de televisión. Un actor cubano que había trabajado en Venezuela y estaba en la radio en Miami se encontró la grabación y concertó una entrevista con el comediante.

“Fue la primera persona a la que escuché imitar a Chávez”, dijo el actor Omar Moynelo. “Para mí fue un gran hallazgo”.

Cada vez más venezolanos llegaban a Miami. Había en la ciudad muchos imitadores de Fidel Castro pero ninguno de Chávez.

Hace cuatro años, Ríos obtuvo un empleo en MegaTV. Casi en la misma fecha, se diagnosticó a su padre un cáncer de próstata. Ríos esperaba todavía que se le concediera la ciudadanía estadounidense y no podía volver a Venezuela para estar con su progenitor.

Mientras su padre pasaba por la quimioterapia y las radiaciones, Ríos trataba de consolarlo en las llamadas telefónicas. Le enviaba dinero y lo hacía reír con algunos fragmentos de sus imitaciones.

Hace casi dos años, los médicos diagnosticaron a Chávez la misma enfermedad. El gobierno venezolano nunca ha confirmado qué tipo de cáncer padece, pero Chávez se ha sometido a repetidas cirugías, quimioterapia y radiaciones. No se le ve el público desde el 11 de diciembre.

Al comienzo, Ríos pensó que todo se trataba de un problema temporal o incluso de un montaje del gobierno. Creyó que Chávez iría a Cuba y volvería victorioso. Pero luego llegó el día en que Chávez debía asumir para un nuevo periodo y permaneció ausente.

Ríos y los guionistas de MegaTV buscaron un número equilibrado, que fuera divertido pero no cruel. Y si se confirma que Chávez está en sus últimos días, Ríos afirma que pondrá fin a su acto.

“Nadie debería reírse de una enfermedad así”, opinó.

De modo que Ríos elude la referencia al cáncer. Felipe Viel, conductor de “Esta Noche Tu Night”, dice al público que se está captando una transmisión en directo desde la habitación de Chávez en un hospital. Luego, aparece Ríos con un pijama rojo y una chaqueta militar verde olivo. Algunas veces está en una silla de ruedas pero luce vigoroso. Muestra una conducta infantil y arroja píldoras al suelo.

En el episodio del jueves, estaba de pie y meneó las caderas para bailar al ritmo de un juego de Nintendo. Una enfermera de ropas escotadas entró a la habitación. Ambos coquetearon entre sí, pero él se resistió a su proposición romántica.

“¡Los paparazzi nos tomarán fotos!”, dijo.

“Hablando de eso”, señala la enfermera rubia. “¿Vio la foto en El País?”.

“¿En qué país?”, pregunta Chávez.

El jueves por la mañana, El País debió retirar de su sitio Web y de sus ediciones impresas una foto que supuestamente mostraba a Chávez con sondas en la boca. La imagen no era de Chávez y el diario español pasó un episodio vergonzoso.

Ríos dice que quiere hacer sus números en Venezuela, tal como los comediantes estadounidenses hacen bromas y chistes de Barack Obama o de George W. Bush.

“Quiero que los chavistas se rían con nosotros”, comentó. “Hay que saber reírse de uno mismo”.

Además, Ríos quiere estar en Venezuela con su padre, que sigue sometido a quimioterapia. Pero sabe que sus imitaciones le pueden generar más problemas ahí, y se preocupa por lo que podría ocurrir si regresa. No resulta seguro mofarse de Chávez en Venezuela sino hasta que no esté en el poder. Y cuando ello ocurra, Ríos tendría que idear un nuevo acto.

En Miami, sus imitaciones de Chávez y de otros le han ganado reconocimiento. La gente lo reconoce en la calle y le agradece por hacerla reír. En el estudio, unos 20 espectadores se sientan en sillas plegables metálicas, y ríen con sus ocurrencias. Es un alivio momentáneo para ellos y para Ríos.

“Esto me ayuda a sacar toda la energía, todas esas cosas que uno lleva dentro”, dice.

Por Christine Armario/ Associated Press