Argentinos temen ola de inflación tras congelamiento de precios

Argentinos temen ola de inflación tras congelamiento de precios

Los argentinos temen que el cepo a los precios que rige hasta el 1 de abril derive en una escalada y que la inflación salte a casi 30% anual, pese al afán del gobierno de Cristina Kirchner por preservar poder adquisitivo, en un año clave de elecciones legislativas.

La tensión puede crecer a medida que se acerque el temido ‘Día 61’ cuando cese el acuerdo del Gobierno con empresarios que puso en el congelador durante 60 días, desde el 1 de febrero, los valores de la canasta familiar, como alimentos, bebidas y electrodomésticos, entre otros.





La sensación de que este ‘cepo antiinflacionario’ puede fracasar, la revela una encuesta de la privada Universidad Di Tella, según la cual “la expectativa de inflación anual de la gente es de 30% para 2013”, luego de un 25% en 2012, según los datos de consultoras privadas.

“El poder de compra de los salarios disminuye mes a mes”, asegura a la AFP Claudia Rodríguez, una vendedora de 35 años que gana el sueldo mínimo de 2.600 pesos (517 dólares).

Las cinco centrales obreras, tres de ellas enfrentadas a Kirchner, también están preocupadas por el ‘Día 61’.

“Para mantener el consumo, hay que actualizar salarios”, advierte Omar Viviani, un líder del sector oficialista de la mayoritaria central CGT.

Lo insólito es que hasta el Gobierno ignora su propio índice, que fue de 10% anual en 2012, y convalida aumentos de salarios del 25%, la inflación real que difunde la oposición en el Congreso porque a las consultoras les está vedado.

Tan vedado como comprar dólares para ahorro, desde que el Gobierno montó a finales de 2011 otro cepo, el cambiario, para frenar una fuga anual de capitales igual a la mitad de las reservas monetarias de 42.000 millones de dólares, según el Banco Central.

“¡Todo está caro!… y va seguir aumentando no lo dude”, afirma a la AFP Corina, una mujer madura y elegante, cuya edad se reserva por coquetería y su apellido por desconfianza.

Corina es una más entre los clientes, mayoría mujeres, que cada 4 ó 5 minutos salen de un supermercado de Buenos Aires convencidas de que la inflación es crónica.

“¡Se ve muy poca gente en los Súper! Y no creo que sea por el verano (austral) porque ya la mayoría volvió de vacaciones”, reflexiona Corina luego de atravesar pasillos semidesiertos entre las góndolas en una tarde lluviosa.

Detrás sale Aurora Reyes quien confiesa que “¡por fin!” consiguió un polvo limpiador de cocina que buscaba sin éxito en góndolas de otras tres cadenas.

“Hay productos con el mismo precio y otros aumentaron un poquito”, dice Aurora, una morena delgada de unos 35 años.

Nadie cree en el índice de 1,1% para enero del INDEC, tan desacreditado que el FMI acaba de amonestar a Argentina y amenazarla con sanciones.

El trauma de los precios es fuerte en una nación que sufrió catastróficas hiperinflaciones y que acumula desde 2003 un alza de más de 300%, según las consultoras, el triple que el INDEC.

“¿Qué va pasar el día 61, viene el Apocalipsis? No debería ocurrir nada, pero es un error que el consumidor no tenga las listas de precios”, comenta el director de la cámara de supermercados chinos, Miguel Calvete, cuyos dueños, originarios de ese país asiático, tienen puntos de venta en todo el país.

Kirchner atraviesa este año el desafío de comicios de renovación de media cámara de Diputados y un tercio del Senado, tras una década en el poder desde la asunción de su marido, el fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).

Si no gana por amplio margen o pierde se hunde sin remedio el plan kirchnerista (ala centroizquierdista del peronismo), de reformar la Constitución y permitir una segunda reelección.

El histórico 54% de votos a Kirchner que la reeligió en 2011 se ha licuado al bajar de 64,1% a 30,6% su nivel de aprobación, según una encuesta de M&F.

El país crecía al 8% anual en promedio desde 2003 pero se frenó a un 1,9% en 2012, con modestas previsiones de 2% ó 3% este año.

Y la situación no es peor porque el Gobierno subsidia con presupuestos multimillonarios la electricidad, el gas, el agua corriente y el transporte.

Desde su oficina de la consultora Ecolatina, el economista-jefe Lorenzo Sigaut Gravina, dice a la AFP que “el congelamiento busca dar una señal de estabilidad . Ahora bien, ¿Qué va a pasar el día después del cese de los acuerdos?”, el temido ‘Día 61’.

AFP