En Tiempo Real: “Maduro el breve” por @Carlosvalero08

Es altamente probable que Nicolás Maduro pase a la historia como el peor error político de Hugo Chávez, ya que la forma como ha despilfarrado el capital político y social heredado es tan acelerado, que cada semana que retrasan la convocatoria a elecciones disminuye la probabilidad de que resulte electo presidente de la república. Son tantos y tan evidentes los errores que comete el extraño gobierno de Maduro y Diosdado Cabello que por momentos pareciera que conspiran contra ellos mismos. Los principales enemigos de Maduro no están en el campo de la oposición, sino en sí mismo y su entorno. Su inmadurez política, la sospecha creciente de actuar al margen de la Constitución, la opacidad en el manejo del tema de la enfermedad y la torpeza e impericia en el manejo de los asuntos económicos son sus más enconados adversarios.

El desempeño de los delfines de Chávez manejando el poder total, se asemeja al fenómeno de los niños ricos y malcriados, que luego de recibir en forma sobrevenida una enorme fortuna, la dilapidan y acaban en poco tiempo. Ellos, embelesados por el hedonismo, la irresponsabilidad y los lujos se dedican a disfrutar del poder y la fortuna en lugar de cuidarlo y manejarlo. Sentarse en el lugar del presidente en el Airbus presidencial, ocupar su lugar en el salón del Consejo de Ministros o ser el nuevo protagonista de las cadenas de radio y televisión no lo convierten en albacea de la fortuna política sino en un niño consentido de la revolución que anda como muchachito con juguete nuevo.

El 8 de diciembre el presidente Chávez, flanqueado por sus dos delfines, le anunció al mundo quienes serían los albaceas de su capital político y cual sería la hoja de ruta para preservar y ampliar el mismo. Expresó con claridad que Maduro era el principal heredero, tácitamente dejó claro que el segundo de los segundones sería Cabello y que para poder disfrutar de ese mandato debían aferrarse a lo establecido en la Constitución y convocar elecciones para que el pueblo refrendara ese testamento con votos. Pues bien, a tres meses de aquella alocución, los muchachos no están haciendo adecuadamente su tarea. Han dilapidado el capital político y pareciera que buscan atajos a lo establecido en la carta magna.





Para ser honestos intelectualmente debemos acotar que el dúo de los herederos recibieron activos políticos muy importantes, pero también un enorme pasivo económico que mal manejado puede horadar fuertemente el capital político y social. Ahora, para el 8 de diciembre la suma de los activos y pasivos hacía impensable que ellos pudieran en el corto o mediano plazo perder el poder. Sólo un desempeño extraordinariamente malo podía prefigurar un escenario negativo para sus pretensiones continuistas.

Por el lado de los activos, al momento de ser ungidos, Chávez les dejo 8.2 millones de votos, un cuadro de candidatos a gobernadores depurados para facilitar el efecto dominó del 7 de octubre sobre el 16 de diciembre, una oposición debilitada y el apoyo del aparato de inteligencia cubana para, haciendo uso del chantaje, el odio y el miedo, tener un férreo control social de la población, además de la solidaridad de los socios internacionales del proceso, donde resalta Evo Morales, por ser el único que pareciera sinceramente estar más preocupado por el estado personal del presidente que por el efecto que sobre su proyecto político tiene la firma electrónica del comandante.

Por el lado de los pasivos habría que mencionar que aún con todo el poder, el 7 de octubre 6.8 millones de venezolanos votaron contra el modelo propuesto por el PSUV, lo cual representa 45% del país. El liderazgo de Capriles siguió muy fuerte, siendo una amenaza latente para los herederos, además de un enorme déficit fiscal y un modelo económico adicto a las importaciones y al dólar, sumado a un aparato productivo mermado, producto de la persecución implacable de Giordani y Jaua, quienes han establecido tal cantidad de controles y señales negativas que se encuentra incapacitado para responder a la creciente demanda que trae una bonanza petrolera sin precedente en la historia del planeta.

Contrariamente a lo que de buena fe puede afirmar Luis Vicente León o los analistas maximizadores, cada semana que pasa sin que el gobierno convoque elecciones abona en una potencial derrota del gobierno.

La batalla política, para usar la jerga del PSUV, se está dando en tres dimensiones: en primer lugar, en la opinión pública y ahí es clave el manejo de la enfermedad del presidente y la legitimidad de las decisiones de política que están siendo tomadas. A medida que transcurren los meses es menos creíble que el presidente es quien manda y que está sano y rozagante como lo mostró Arreaza en la foto con sus hijas. El país empieza a asumir que está siendo engañado para justificar un gobierno no emanado de la voluntad popular. Lo mismo ocurrió con el llamado paquetazo rojo, después de acusar en la campaña a @hcapriles de tener escondido bajo la manga un paquete neoliberal, sale el gobierno a devaluar y a meter un frenazo a la inversión pública y les garantizo que vienen otras medidas, como un sistema sustitutivo del SITME con un tipo de cambio muy superior a 6.30, así como cambios en el IVA o implementación del IDB, hasta la posibilidad real de aumentar la gasolina. En el campo de la opinión pública crece día a día un cuestionamiento ético al uso de la mentira.

Por otra part,e se está librando una batalla en las condiciones de vida reales de la población, las consecuencias del ajuste serán necesariamente recesión, inflación, desabastecimiento y desempleo. De forma acelerada Maduro y su gobierno acaban con la sensación de bonanza y bienestar construida a punta de gasto público el 2011 y 2012. Esta nueva realidad tendrá su expresión politica y dudo que sea un aumento del amor a Maduro y al PSUV.

La otra dimensión donde se está dando la batalla política es en el campo de las luchas por el liderazgo en el PSUV y en menor medida en la oposición. Creo que el dilema opositor se decantará sin mayor problema hacía Capriles, pero en el PSUV la única explicación lógica de retrasar el llamado a elecciones es que persisten problemas de liderazgo que lo impiden. Estoy convencido que Cabello no acepta a Maduro, así como Arias Cárdenas no respeta a ninguno de los delfines. La batalla sucesoral al interior del PSUV es silenciosa pero implacable y en el ajedrez revolucionario, Cabello ha acumulado mucho más poder que cualquiera.

La dinámica politica del post chavismo ha reafirmado la idea presente en el imaginario colectivo de los seguidores del presidente, de que el principal problema de Chávez era su equipo de gobierno. Pues bien, ahora gobiernan precisamente los eternos responsables del mal gobierno de Hugo Chávez.

No me queda duda de que de los 8.2 millones de votos que le heredó Chávez a Maduro sólo, y con suerte, le quedan 6 millones y pico y con tendencia a la baja, sin ánimos de subestimar. La combinación del desmoronamiento ético, institucional y económico son un caldo de cultivo para la impopularidad y la perdida del poder.

Carlos Valero

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