Mujer mutilada por su esposo, cuenta la agonía que vivió

Foto: Panorama

Dieciseis años de concubinato y 13 siendo torturada, aguantó y calló, Érika del Carmen Betancourt Hernández, de 32 años. La mujer, que el pasado lunes en la noche fue mutilada de su brazo izquierdo producto de los machetazos que le propinó su marido, Gregorio González, de 40 años, contó a PANORAMA la agonía que le hizo vivir el padre de sus seis hijos. Así lo reseñó el diario Panorama.

Karelis González Plaza

“Fue desesperante”, así describió los minutos de dolor que soportó, la noche del pasado lunes, cuando Gregorio la atacó en la vivienda que compartían, ubicada en el sector Las Alcantarillas, municipio Baralt, al sur de la Costa Oriental del Lago.





“Pasé todo el día en los quehaceres del hogar y a las 7:00 pm, cuando me iba a bañar, él comenzó a discutir. Preguntó varias veces el por qué tenía que bañarme. Para evitar problemas le dije que me acostaría así sin bañarme”, recordó Betancourt, desde la sala de observación del Hospital General del Sur.

—“Mañana, cuando me des permiso lo hago’ —le respondió—. La discusión se extendió hasta las 10:00 de la noche, aún así le hice café y luego en el frente de la casa y delante de tres de mis hijas me jaló por el cabello y me golpeó en la cabeza con la mano.

Me quedé tranquila. Le dije a las niñas que no lloraran. Pensé que de allí no trascendería, pero me equivoqué”.

“Gregorio, enfurecido, entró a la casa y tomó el machete con el que cortaba la maleza y se me vino encima. Primero me hirió en el brazo derecho y luego me cortó el izquierdo.

Estaba drogado. Le pedí auxilio porque sentí que iba a morir. Él en vez de ayudarme, se reía de mí. Las niñas comenzaron a llorar y a gritar y ni eso lo conmovió.

Mi hija de 14 años llamó a mi mamá y le dijo: ‘Abuela ven rápido. Papi se volvió loco y le dio un machetazo a mami’. Mientras Gregorio gritaba: ‘Maté a tu hija’. Yo como pude grité: ‘Mentira mami, estoy viva ven rápido”.

Las pequeñas al ver a su madre ensangrentada amarraron sábanas en las extremidades superiores y notificaron, además, a sus abuelos paternos que viven a escasos metros.

“Sus padres llegaron y le reclamaron por lo que hizo. Fueron quienes me auxiliaron en moto hasta que nos encontramos en el camino a mi mamá en una patrulla de Polibaralt, en la que me montaron y me llevaron al Hospital Luis Razetti, de Mene Grande”.

Desafortunadamente, “el antebrazo que me cortó no fue colocado a tiempo en hielo para llevarlo al hospital e intentar reconstruirlo. Ya estaba morado y no se pudo hacer nada”, lamentó la víctima, quien se mantiene en shokc.

Tres años después de que se inició el concubinato, en 1996, Érika Betancourt comenzó a aguantar maltratos físicos y verbales por parte de González.

“Siempre hubo violencia. Callé durante 13 años para evitar una desgracia. Sabía que si mis hermanos se enteraban de lo que ocurría, iban a buscarlo y a defenderme hasta el punto de desencadenar una tragedia”, aseguró, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

Cuatro de sus familiares, quienes rodeaban la camilla, mientras Erika relataba su historia, se sorprendieron al conocer sobre los maltratos que recibió durante años.

“No sabíamos que esto sucedía y mucho menos desde hace tanto tiempo”, dijo una pariente.
“Siempre me amenazó con arrancarme la cabeza a machetazos si llegaba a denunciarlo. El pasado 25 de diciembre me partió una botella en la cara, luego de discutir, porque pensó que lo engañaba. Me arrebató el teléfono y lo rompió”, recordó.

“Me espera una vida dura. Ahora me toca luchar con lo poco que tengo y con la ayuda de mi madre para sacar adelante a mis hijos”, dijo Betancourt.

Además, envió un mensaje a las mujeres que en algún momento han sido maltratadas: “Denuncien. No se dejen golpear. No caigan en masoquismo. Después de un jalón de pelo , cualquier cosa es posible. No se callen como lo hice yo’, eso le digo a mis hijas después de lo que me pasó”, aconsejó.