Netanyahu: Israel podría bloquear envíos de armas a rebeldes sirios

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El primer ministro Benjamin Netanyahu advirtió que Israel se reservaba el derecho de bloquear eventuales envíos de armas a los rebeldes sirios si considerase que corren el riesgo “caer en las manos de los terroristas”.

“Armar a los rebeldes plantea la pregunta de qué rebeldes y qué tipo de armas”, dijo Netanyahu en una entrevista difundida el jueves por la BBC.

“Es una situación complicada porque hay malos que pelean contra malos”, agregó.





Netanyahu fue entrevistado al margen de los funerales de la ex primera ministra Margaret Thatcher en Londres, donde el canciller británico William Hague afirmó el miércoles que Gran Bretaña y Francia continuarían trabajando para que se levante el embargo de armas contra los rebeldes sirios decretado por la Unión Europea (UE).

“Nos inquieta que las armas que pueden cambiar el equilibrio de fuerzas en Medio Oriente caigan entre las manos de esos terroristas”, precisó, citando a grupos yihadistas y Al Qaida, que forman parte de las filas de la rebelión siria.

También mencionó al Hezbolá libanés, que apoya al régimen de Damasco.

“Nos reservamos el derecho de impedir que ello se produzca”, agregó Netanyahu rehusándose a confirmar o infirmar las informaciones sobre un ataque aéreo israelí en enero contra un convoy de armas en Siria que se presume estaban dirigidas al Hezbolá.

“Nuestra principal inquietud concierne las armas que ya están en Siria. Se trata de armas antiaéreas, armas químicas y otras, muy muy peligrosas, que podrían cambiar la situación”, precisó.

Netanyahu se reunió con el primer ministro británico, David Cameron, y ambos convinieron que la guerra civil en Siria presenta “graves riesgos desde el punto de vista humanitario y de seguridad”, dijo.

Israel, que continúa oficialmente en estado de guerra con Siria, vigila atentamente los combates de la guerra civil siria cerca de la línea de cese al fuego en los Altos del Golán.

Tras la guerra árabo-israelí de 1967, el Estado hebreo anexó unos 1.200 km2 de ese meseta, una decisión que la comunidad internacional no reconoce.