Salva a su hijo de la boca de un caimán (Foto)

Foto El Nuevo Herald

Se suponía que debía haber sido un pacífico viaje en canoa a través de las marismas del norte de los Everglades para un padre y su hijo, de Pompano Beach. En cambio, el padre terminó en una terrible pugna por salvar a su hijo de las fauces de un caimán de ocho pies.

Joey Welch, de seis años de edad, salió de esa lucha la tarde del viernes en el parque Arthur R. Marshall Loxahatchee National Wildlife Refuge, con lesiones relativamente menores —una gran cantidad de cortadas y contusiones en el brazo derecho y el pecho—, pero el episodio podría haber sido mucho peor. Las poderosas mandíbulas de un caimán pueden romper huesos y quebrar caparazones de tortuga como si se tratara de papas fritas.

“Tiene que haber habido ángeles sujetando a esta bestia”, dijo el padre de Joey, Joseph Welch, el lunes. “Ese caimán no tenía ninguna razón para soltarlo, ninguna”.





Es casi seguro que los golpes de Joseph Welch y las patadas de un espectador también ayudaron a salvar a Joey.

“Nos sentimos muy aliviados de que el niño lograra salir de este incidente potencialmente mortal sólo con heridas leves”, dijo Rolf Olson, director en funciones del proyecto del refugio Loxahatchee, en el oeste del condado de Palm Beach. “Esto podría haber acabado realmente muy mal”.

Los ataques de caimanes a los seres humanos son relativamente raros. La Comisión de Conservación de la Flora y Fauna Marina y Terrestre de la Florida (FWC) registró siete el año pasado, ninguno de ellos mortal. Los casos de mordeduras también se habían reducido y estabilizado, en general, desde el peor año, el 2001, cuando se documentaron 16 ataques, tres de ellos mortales. Aunque los expertos dicen que los caimanes no suelen acechar a los seres humanos, también son cazadores de oportunidades, propensos cuando están hambrientos a lanzarse sobre una presa fácil que se ponga a su alcance. Por Curtis Morgan

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