Crean “robot-mosca” para espionaje

Crean “robot-mosca” para espionaje

Investigadores estadounidenses consiguieron hacer volar a un robot del tamaño de una mosca, un dispositivo que podría quizá un día ser utilizado en misiones de observación o de socorro en lugares de difícil acceso.

El “robot-mosca” está fabricado con fibras de carbono, pesa una fracción de un gramo y está dotado de “músculos” electrónicos capaces de aletear unas 120 veces por segundo, precisan los científicos, cuyo invento está detallado en la revista estadounidense Science con fecha 3 de mayo.





Este mini-robot volador es el resultado de 12 años de investigación y de avances técnicos e innovación en el campo de la microfabricación, así como en los sistemas de control de miniaturas desarrolladas en los últimos años por investigadores de la Universidad de Harvard (Massachusetts, noreste).

Se trata del primer robot de este tipo y para fabricarlo fueron necesarias nuevas técnicas de propulsión, de control y producción, señalaron los investigadores.

Para las alas, recurrieron a microestructuras compuestas de los llamados materiales piezoeléctricos, capaces de convertir una carga eléctrica en un movimiento mecánico.

El “robot-mosca” no cuenta con una fuente de energía autónoma, ni de control integrado, y está unido a un hilo que transmite la electricidad necesaria para accionar sus alas y los comandos de un ordenador para las maniobras de vuelo.

Su consumo eléctrico se estima en torno a 10 milivatios, equivalente al que utilizan los insectos de ese tamaño.

Los avances ofrecen un nuevo medio de estudiar la mecánica del batido de alas y de control a escala de los insectos. Podría servir a los investigadores en futuros estudios sobre motores miniaturizados y nuevos captores para ayudar especialmente a insectos polinizadores, como las abejas.

Las moscas son capaces de efectuar sofisticadas maniobras en vuelo para, por ejemplo, evitar el golpe de un matamoscas o posarse en una planta cuando sopla el viento.

“Las moscas efectúan maniobras aéreas en la naturaleza que son sorprendentes, y eso dentro de un minúsculo cerebro”, indicó Sawyer Fuller, investigador de la Universidad de Harvard, uno de los coautores que ha estudiado sobre todo el vuelo de las moscas en el viento.

“Sus capacidades superan lo que nosotros podemos hacer con nuestro robot y nos encantaría comprender mejor su biología para aplicarla a nuestra investigación”, explicó.

Según los autores, el proyecto proporciona una motivación común a los investigadores e ingenieros de la Universidad de Harvard para desarrollar baterías más pequeñas y concebir sistemas de control más eficaces, así como para crear materiales más resistentes y ligeros.