Pedro Galvis: Restituir la confianza…

La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan“. (Simón Bolívar)

La legitimidad de Maduro implica el reconocimiento de los ciudadanos, basados en el pleno convencimiento de que la presidencia es ejercida por quien realmente resulto electo el pasado 14 de abril. Yo no estoy convencido, hubo demasiadas irregularidades antes, durante y después del proceso electoral, y los principales interesados en ser reconocidos, han tenido un desempeño que no contribuye a generar confianza, tanto por sus contradicciones, como por sus amenazas y actitudes intolerantes, por ello la necesidad de ofrecer elementos objetivos para restituir la confianza, porque en democracia más que vencer, se debe convencer.

Para los demócratas en Venezuela, este es un régimen que se percibe con un superávit de ilegitimidad, precisamente por las dudas generadas a raíz de las actuaciones de los representantes de los poderes públicos, quienes un día dicen una cosa y al día siguiente una completamente diferente y contradictoria; veamos por ejemplo las declaraciones del señor Maduro quien el propio 14 de abril en horas de la noche, una vez realizado el anuncio del primer boletín por parte del CNE, gritó: “que se abran las cajas”, “¿…cuál es el miedo?; luego vino el anuncio de la señora Lucena, cuando en cadena nacional manifestó la disposición del CNE a realizar una auditoria, conforme a la solicitud realizada por Henrique Capriles (quizás por la presión de los países de UNASUR); lo cierto del caso es que hoy niegan el derecho a revisar los cuadernos electorales y las incidencias de las capta huellas.





Mención aparte merece la versatilidad temeraria de las opiniones de quien fungió como jefe del Comando de campaña del psuv, justificando la realización de auditorías con los cuadernos electorales, cuando pretendía deslegitimar el resultado del proceso electoral realizado durante las primarias de la unidad democrática del 12 de febrero del 2012, y en contraposición, hoy fustiga el legítimo derecho a desconfiar de sus adversarios cuando solicitamos una auditoria, conforme a la definida en el artículo 156 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales:

“La auditoría es la verificación de todos aquellos recursos materiales, tecnológicos y datos utilizados en la ejecución de las distintas fases del proceso electoral, para que éstos garanticen la transparencia y confiabilidad de dicho proceso. Las auditorías podrán aplicarse al conjunto o algunas de las fases del proceso electoral.”

Aquí esta la génesis de la controversia que genera toda la desconfianza, ¿porqué negar y criminalizar el ejercicio de un derecho que tiene sustento legal en Venezuela?, cuando sabemos que la crisis política hoy tiene su origen en la falta del reconocimiento que legitime al presidente proclamado, mas aun cuando la legitimidad del poder se deriva de una victoria electoral que sea reconocida por la contraparte.

La tarde del 30 de abril en la Asamblea Nacional, la intolerancia se convirtió en barbarie y un grupo de diputados de la alternativa democrática fueron agredidos por disentir, esto marca un peligroso precedente de violencia que en caso de continuar pudiera agravar la crisis política, entonces el cuestionamiento sobre la legitimidad del origen de la presidencia del proclamado, tendría otro elemento, la falta de legitimidad política (referida con el ejercicio del poder), de la cual se deriva la obediencia de los ciudadanos a sus gobiernos; así que dejen los inventos y vamos a contarnos, para restituir la confianza que garantice la paz, ¿o acaso su agenda es otra?

Pedro Galvis
@pgalvis