Carlos Julio Peñaloza: El segundo acto del fraude electoral

En mi artículo anterior, expliqué como la elección de Hugo Chávez en 1998  dio inicio al primer acto del fraude que desde entonces envuelve las elecciones venezolanas.  Para poner en practica el Plan Prócer electoral era necesario elegir una Asamblea Constituyente obediente que siguiera instrucciones sin hacer preguntas impertinentes.  A continuación explicaré  como se eligió esa Asamblea que aseguró la elección presidencial perpetua.

            El domingo 6 de de diciembre de 1998 Chávez, con 56,20% de los sufragios, ganó limpiamente esas elecciones. Ese día los partidos políticos tradicionales se derritieron ante una nueva y poderosa fuerza. Ese triunfo dio inicio al primer acto del Plan Prócer que Fidel Castro había perfeccionado con los chinos.

Ese dia, Chávez, eufórico por su triunfo, exclamó ante sus más cercanos colaboradores:  “¡los patriotas han triunfado! La revolución será eterna”. En medio de la barahúnda, pocos captaron el sentido de esas fatídicas palabras. La insurrección del 4F había triunfado y llegaba para quedarse: esa era la línea dictada por Fidel y Chávez la seguiría. La alternancia en el poder había pasado a la historia. Al asumir el poder Chávez cometió su fraude electoral inicial. Sería el primero de muchos.





El 2 de febrero, al juramentarse , Chávez no juró “sostener y defender la Constitución” como lo indicaba la ley, sino “cumplir las transformaciones necesarias para que la República tenga una nueva constitución”. Esas palabras eran una abjuración de la promesa exigida e indicaban que no reconocía la constitución vigente y se proponía derogarla. Desde el momento inicial de su gobierno, Chávez se mostró como un funcionario de facto que actuaba fuera de la ley.

De acuerdo con la Constitución del 61, su texto no podía derogarse sino reformarse. La solución fue satanizarla. Chávez convirtió a esa Constitución en la madre de todos los vicios que había incubado a la asquerosa IV república. La constituyente sería la varita mágica que enderezaría todos esos entuertos. La gente seducida por el nuevo Mesías a caballo compró la entelequia y no se opuso a la violación de la carta fundamenta de la república. El referendo consultivo para autorizar la Constituyente fue técnicamente un acto violatorio a la Constitución, pero aun así se hizo el 25 de abril del 1999.

La propuesta de reforma fue aprobada abrumadoramente con el 86,43%, con una abultada abstención del 62,16%. La elección de los diputados a la Asamblea ocurrió en julio, sufragio que representó el primer fraude electoral de la nueva era. En esa votación, la astuta estrategia de los “Kinos” permitió al chavismo elegir a la totalidad de diputados nacionales e indígenas, grupo que representaba el 21% de los electores. Gracias a esta treta entre otras, la elección de los diputados a la Constituyente produjo un triunfo avasallante al chavismo. De 131 curules, el gobierno se adjudicó 125 (95%). En menos de 5 meses las chavistas habían pasado del 56% de los votos al 95%, un incremento estadísticamente inexplicable de más del 170%.

El encargado de preparar la lista de candidatos chavistas a la Constituyente fue Luis Miquilena, un excomunista que pensó tener a Chávez bajo su control y no notó que ya era un títere de Fidel. Antes de comenzar su tarea de demolición constitucional fue llamado por Chávez quien le entregó una lista de sus candidatos. El elenco lo encabezaba un personaje desconocido: Nicolás Maduro, su guardaespaldas. Luego le seguían Adán Chávez, su hermano; Marisabel Chávez, su esposa y 11 militares que lo habían acompañado el 4F. Notorio entre los candidatos golpistas destacaba el Tte. Alejandro Andrade, el habilitado de Chávez, quien le manejaba los reales desde antes del golpe del 4F.

En total la lista del presidente tenía 140 nombres, una cantidad suficiente para controlar la mayoría de la Asamblea. No todos los integrantes de esa lista eran gente de Chávez unos cuantos había sido propuestos desde La Habana. Acostumbrado a las políticas electorales comunistas Miquilena no parpadeó porque aun quedaba espacio para meter a su gente.  Este insólito grupo de escogidos daba fe de las prioridades del nuevo mandatario. Pese a representar a un grupo minúsculo de 300 alzados el 4F, los 11 militares ganaron más del 8% de los curules. El grupo de militares en la Constituyente casi duplicó el número de representantes de la oposición en esa Asamblea.

Nicolás Maduro fue un caso muy especial en esa lista. En 1978 siendo activista del MEUP, una organización de fachada de la Liga Socialista, fue investigado por la policía política como sospechoso en el secuestro del industrial Niehaus. Ante la posibilidad de que fuese detenido, el MEUP contactó a Alí Rodríguez Araque quien tenía conexiones estrechas con el gobierno de Fidel. Gracias a sus buenos oficios, Maduro viajó a Cuba y allí permaneció protegido en ese santuario por casi una década mientras su caso se enfriaba. Durante su permanencia en la Isla Maduro recibió una formación especial para prepararlo para su regreso a Venezuela. Ese será un tema de otro articulo.  Para sorpresa de Miquilena Maduro el modesto guardaespaldas de Chávez encabezaba la lista de candidatos a la Constituyente por requerimiento expreso de Fidel. El astuto anciano sabia que no debía hacer preguntas y prefirió callar.

La Constituyente se instaló el 3 agosto y el 12 de agosto, los diputados votaron por darse el poder para abolir las instituciones gubernamentales. Entre los principales objetivos ocultos de esa disposición estaba debilitar a las FAN mediante la creación y fortalecimiento de  la milicia, disolver el Tribunal Supremo y el Congreso y hacer una reforma total del Consejo Supremo Electoral que facilitara la ejecución del Plan Prócer.

Mientras esta parte del plan se ejecutaba, lo relacionado con el futuro sistema electoral se cocinaba fuera de la Constituyente. Ese era un tema muy delicado que no debía ventilarse públicamente Jorge Rodríguez, el protegido de Petkoff, había sido encargado del área electoral por Chávez y tenía instrucciones precisas del presidente  sobre el texto de la nueva ley electoral que debía aprobar la nueva Asamblea Nacional a crearse.  Entretanto Tibisay Lucena desde el CSE lo mantenía informado y le explicaba detalles de su funcionamiento.

La primera tarea del grupo electoral fue redactar la nueva ley electoral en función de los requerimientos recibidos de Chávez. Esta lista no la había elaborado el presidente. Todos sabemos quien fue su verdadero autor. Entretanto Jorge Rodríguez inicio la tarea de buscar una empresa nacional que estuviera dispuesta a presentar una oferta por un sistema electoral automatizado de acuerdo con ciertos requerimientos muy particulares que había recibido. Esos contactos eran preliminares y tendrían que hacerse con mucha discreción. Además habría que esperar que se pusiera en vigencia la nueva constitución y se creara el nuevo CNE. Chávez por no ser experto en telemática tampoco pudo haber preparado las especificaciones del sistema deseado. Obviamente esa información fue tomada del Plan Prócer. Dado que esa actividad requería conocimientos técnicos de ingeniería de sistemas y telemática, Chávez puso a disposición de Rodríguez la asesoría de ingenieros comunistas infiltrados en PDVSA y de militares expertos en esa área que se había sublevado del 4F.

Al iniciarse el 2000, casi todo estaba listo para iniciar en firme el plan, sólo faltaba arreglar un detalle. Para entonces Rodríguez cumpliendo órdenes de Chávez había localizado la empresa SMARTMATIC, propiedad de unos amigos, y la había  seleccionado de manera preliminar. Antes de proceder a contratarla era necesario revocar el contrato de INDRA, la empresa española que había vendido en 1998 el sistema automatizado utilizado en las elecciones que ganó Chávez. Para hacerlo se había formulado una emboscada que se ejecutaría ese mismo año. La maniobra a utilizar sería convocar una mega elección que INDRA no estaba en capacidad de manejar. Esa sería la excusa perfecta para forzar su salida.

 

@GenPenaloza