Gustavo Coronel: Fracasó intento de extorsión de Correa en la Amazonía. Ahora viene el crímen

Gustavo Coronel: Fracasó intento de extorsión de Correa en la Amazonía. Ahora viene el crímen

En la frontera Colombo-venezolana la llaman “vacuna”.  En las calles de Caracas es la disyuntiva entre “le cuido el carro o alguien se lo va a rayar”. En Ecuador Rafaél Correa le pidió hace seis años unos $3600 millones a USA y a los países europeos,  como contribución para no perforar pozos petroleros en una región de gran fragilidad ecológica, el Parque Nacional Yasuní. La cuenta que sacaba Correa era que si se podían producir allí unos 850 millones de barriles de petróleo afectando al ambiente severamente, pués él no lo haría si le daban $3600 millones! Para esos fines se creó un fideicomiso en la ONU, el cual recibió apenas $14 millones.

Si esta explotación petrolera era perjudicial para el ambiente y afectaría, primero que todo, a su propio país y a su propia gente, por qué amenazó Correa con llevarla a cabo “si no le pagaban” lo que es, en esencia,  una vacuna? El fracaso del intento de  extorsión de Correa se debe, precisamente, a que él usó la amenaza de perforar como “incentivo” para que los países europeos se metieran la mano en el bolsillo. Esos países se sintieron extorsionados. Y eso no puede ser aceptable.

Esta iniciativa de Correa de hace seis años fue anunciada con bombos y platillos, como el gran acto de un estadista. En mi criterio, solo fue una acción hamponil, como muchas de las que llevan a cabo los presidentes latinoamericanos registrados en el ALBA, esa pandilla de parásitos que viven del dinero petrolero venezolano.

Correa se dirigió al país el pasado Jueves en cadena de radio y TV, a la usanza del régimen venezolano y tuvo el “tupé” de decir que “el mundo nos ha fallado y, por lo tanto, procederé a explotar petróleo en la región”.





Evidencia esta decisión de perforar en una zona frágil de la Amazonía la misma tendencia a delinquir, la misma hipocresía, que lo del juicio fraudulento que se llevó a cabo en Lago Agrio por daños ambientales presuntamente causados en la región por la empresa Texaco. Este juicio fue llevado a cabo a pesar de que el gobierno ecuatoriano le había dado a Texaco, en su momento, un finiquito en regla por su actuación y que PetroEcuador ha sido la operadora en esa región por más de 20 años, después que se ausentara Texaco. El juicio de Lago Agrio estuvo manejado por jueces , abogados y “expertos” corruptos, con la complicidad del régimen de Correa, un caso que ha dado un dramático vuelco por los hallazgos hechos por la empresa demandada  de pruebas del fraude y por la confesión de algunos abogados y expertos arrepentidos.
Correa maneja un gobierno forajido y se prepara para llevar a cabo un crimen ecológico de inmensa magnitud en la Amazonía, un crimen contra su propio pueblo porque no le pagaron “vacuna”.