José Vicente Carrasquero: Corrupción omnipresente

Al gobierno le reventó en la cara una crisis económica inevitable. Producida por un modelo de gestión que probadamente ha resultado en fracaso en todos los países en los cuales se puso en práctica. Nuestro país no tenía por qué ser la excepción. Al contrario, era de esperarse que en nuestro caso fuese aún peor. Y el elemento que mejor ayudaba a predecir este desastre que muchos venían anunciando es la ignorancia manifiesta de los encargados de dirigir la política económica.

La ignorancia todavía está presente. Es por eso que con el barril de petróleo a más de 100, el gobierno no atina a resolver problemas severos y crónicos como el de la escasez y la inflación. A la falta de conocimiento se le une una camisa de fuerza ideológica que no les deja tomar decisiones que nos saquen del hoyo en el que nos metieron.

Es por eso que como por arte de magia sacan de la chistera el viejo y desgastado esquema de los países comunistas. Tratar de sustituir la agenda pública por una ficticia, artificial al menos en los niveles de importancia que tiene para la población. La agenda del gobierno tiene dos finalidades. Por una parte la descalificación y destrucción moral de la oposición a través de acusaciones de todo tipo. Por el otro, lograr poderes habilitantes para Maduro y así poder dictar leyes sin tener que pasar por la Asamblea Nacional donde la oposición tiene, al menos, la capacidad de exponer sus puntos de vista.





Todo este largo preámbulo nos lleva a explicar cómo el gobierno le pega mano a la corrupción como bandera para tratar de limpiar su imagen, poner a los medios a hablar de otra cosa y achacarle este terrible mal a la oposición.

Debemos hacer ciertas precisiones para que lleguemos a un acuerdo sobre lo que deber ser reconocido como corrupción. Lo primero diremos es que entenderemos por corrupción cualquier aprovechamiento de recursos o envestiduras públicas con fines privados. Por supuesto que esta no es una definición exhaustiva y mucho menos completa, pero nos ayuda a ilustrar nuestra posición.

Cuando en un acto oficial, frente a las cámaras del canal de todos los venezolanos, un funcionario anuncia los candidatos del partido de gobierno, estamos frente a un claro ejemplo de aprovechamiento de los recursos públicos para un fin privado.

Cuando se le da la tarde libre y a veces el día libre a funcionarios públicos para que asistan a concentraciones del partido de gobierno, estamos frente a un claro ejemplo de aprovechamiento de recursos públicos para un fin privado.

Cuando para esas manifestaciones se movilizan unidades de transporte asignadas por el poder popular a alcaldías, gobernaciones, PDVSA, universidades, etc., estamos frente a un claro ejemplo de aprovechamiento de recursos públicos para un fin privado.

Cuando un ministro se reúne con un gobernador para hacer un plan de seguridad para una ciudad en particular e involucra al candidato del partido de gobierno, que además no es el alcalde en ejercicio, estamos frente a un claro ejemplo de aprovechamiento de recursos públicos para un fin privado.

Cuando los vehículos que el poder popular les asigna a funcionarios de alto rango son usados para buscar los muchachos en el colegio o llevar a la señora al supermercado, estamos frente a un claro ejemplo de aprovechamiento de recursos públicos para un fin privado.

Al reunirnos con comerciantes o industriales en cualquier parte del país, siempre oímos las historias de los contenedores detenidos en las aduanas esperando que se le pase algo a algún funcionario, que los camioneros deben llevar dinero para que funcionarios de seguridad permitan el paso, que todo tipo de funcionario de organismo de defensa de los consumidores pasan raqueta para no cerrar establecimientos. Esto pone en evidencia una descomposición de algunos empleados del estado que se aprovechan de su envestidura para satisfacer un fin privado.

El uso que presuntamente se le está dando a La Casona en este momento nos pone frente a un claro ejemplo de aprovechamiento de recursos públicos para un fin privado.

Estos son muy pocos ejemplos de lo que queremos ilustrar. A usted apreciado lector se le ocurrirán otros y en total son muchos. Tantos que podemos decir que la corrupción es un mal endémico que está imbricado con casi cualquier trámite que se tenga que realizar ante la mayoría de los organismos del estado.

El mismo Giordani, en una manifestación más de su inutilidad, denunció que siendo él ministro de finanzas, había empresas de maletín que se aprovechaban del control de cambio para enriquecerse burlando el objeto mismo de esta pérfida práctica económica.

Otra cosa que deben aprender los burócratas de turno es que los controles son los motores impulsores de la corrupción. El control de cambio implantado en 2003 como genialidad de Giordani, no impidió que la fuga de capitales en Venezuela fuese en estos últimos diez años mucho mayor que en los cuarenta anteriores.

La misma convocatoria a un debate sobre la corrupción no es más que una artimaña de un gobierno mentiroso que cree que con ese ardid puede distraer la atención de una opinión pública que observa con estupor, el dinero deshacérsele entre las manos después de largas colas para adquirir algún producto de primera necesidad.

La lucha contra la corrupción omnipresente de este gobierno, requeriría de ellos que se reinventaran. Que muchos renunciaran a gustos exquisitos en cuanto a consumo y viaje. Que los recursos fuesen usados con los fines públicos para los cuales son destinados. Esto sobrepasa las capacidades de una clase política voraz, en la cual los otrora flacos y modestamente vestidos, exhiben cultivadas barrigas y ropas ostentosas que las engalanan.

No habrá debate. Este gobierno se sabe vulnerable en este terreno. La treta no les está funcionando. Más de la mitad del público no cree en la sinceridad de esta iniciativa. Mientras, el gobierno activa sus laboratorios para ver con qué otro tema puede sustituir este experimento fallido.

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