Construyen el reloj más preciso del mundo

Construyen el reloj más preciso del mundo

Físicos estadounidenses desvelaron este jueves el reloj atómico experimental más preciso del mundo, capaz de mantener la exactitud y variar en menos de un segundo en 13.800 millones de años, la edad estimada del Universo. AFP

Este reloj funciona con átomos de iterbio, un elemento de tierras raras, y de láser que permite una regularidad de aleteo diez veces superiores a los mejores relojes atómicos que existen, precisaron. Comparativamente con un reloj de cuarzo, este nuevo dispositivo es 10.000 millones de veces más preciso.





Este avance físico tiene importantes implicaciones potenciales no sólo para la precisión sino en la medida del tiempo universal, pero también por ejemplo para los GPS y un conjunto de sensores de distintas fuerzas como la gravedad, los campos magnéticos y la temperatura, explica a la AFP Andrew Ludlow, físico Instituto Nacional de Normas y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) y uno de los principales coautores de los trabajos aparecidos en la revista estadounidense Science.

“Se trata de un avance importante en la evolución de los relojes atómicos de la próxima generación en actual desarrollo en el mundo”, estimó.

Al igual que todos los relojes, los atómicos mantienen la medida del tiempo basándose en la duración de un segundo, que corresponde a un fenómeno físico que se reproduce regularmente.

Mientras que los relojes mecánicos utilizan el movimiento de un péndulo para mantener la hora, los relojes atómicos se apoyan en la frecuencia siempre constante de la luz necesaria para hacer vibrar un átomo de cesio, la referencia internacional actual.

Estos últimos relojes atómicos se basan en 10.000 átomos de iterbio enfriados ligeramente por encima de cero absoluto (-273,15 grados Celsius). Estos átomos están atrapados en entramados ópticos formados por rayos láser.

Otro láser aletea 518.000.000 millones de veces por segundo creando una transición entre los dos niveles de energía en los átomos que asegura una vibración de una regularidad incluso mayor que la de un átomo de cesio y podría conducir a una nueva definición internacional de segundo y, por tanto, del tiempo universal.