Rompiendo los mitos del porno

Rompiendo los mitos del porno

Foto: Mirjam van den Berg

La pornografía es un tema controvertido. ¿Eres un pervertido si te gusta? ¿Perjudica tu vida sexual “real”? ¿Se parece en algo el sexo cotidiano al de la pantalla?

Gayatri Parameswaran/RNW

Te guste o no, el conocer los hechos sobre el porno ayuda, simplemente porque hay mucha gente que lo disfruta. La Plataforma Hablemos de Sexo y amor aborda los mitos sobre la pornografía en la serie Rompiendo Mitos Sexuales.





Mito 1. Solo a los pervertidos les gusta el porno
No necesariamente. Hay mucha gente “normal” a la que el porno le resulta atractivo. Les ayuda a excitarse, masturbarse y finalmente alcanzar un orgasmo por sí mismos. Y como ya sabemos, la masturbación es una de las formas más seguras de disfrutar el sexo. En principio, mirar pornografía no tiene nada de malo, siempre y cuando sepas diferenciar entre lo que es porno y el sexo en la vida real. En los próximos mitos encontrarás más sobre esto.

Mito 2. Las mujeres no ven porno
¿Quién dice que las mujeres no ven porno? Aunque no son la mayoría, hay mujeres que miran porno, y ¿sabes qué?, les gusta. Pero probablemente a las mujeres no les guste ver el mismo tipo de porno que a los hombres. Existe un mercado creciente de porno para mujeres o porna. No obstante, el mercado está inundado de productos orientados a los hombres.

Mito 3. Los cuerpos de los actores porno reflejan la realidad
Te habrás fijado en que los pechos de las actrices porno normalmente son muy grandes y que los hombres tienen unos penes enormes. ¡Tranquilo! No te dejes intimidar ya que esto no se encuentra en la realidad. Unos pechos tan grandes son normalmente resultado de la cirugía. Un pene normal en erección tiene entre 10 y 12 cm, así que no hay muchos hombres por ahí que puedan presumir de tener 20cm.

Mito 4. Los orgasmos en la vida real son como los de las películas porno
Habrás observado que en las películas porno cuando las mujeres tienen un orgasmo gimen y gritan como si la tierra se hubiera abierto bajo sus pies. Si tu pareja no reacciona de esa manera cuando tiene un orgasmo, no te preocupes. Respecto a los orgasmos, cada uno tiene el suyo. Como reaccione cada hombre o cada mujer es puramente una elección personal. Mientras que unos silencian sus emociones, otros están orgullosos de exhibirlas.
También habrás notado que los actores porno pueden aguantar horas antes de llegar al orgasmo, pero esto no ocurre en la vida real. Ten en cuenta que las películas porno se filman delante de la cámara y de un equipo con luces y sonido y todo lo demás. Las erecciones prolongadas son parte del papel que representan.

Mito 5. Como los actores porno no usan condones, tú tampoco tienes por qué usarlos
Si este es tu lema, estarás expuesto a las Enfermedades de Transmisión Sexual. El usar condones es la mejor manera de protegerte de una ETS. Y además te ayudan a evitar un embarazo indeseado.

Mito 6. A todo el mundo le gusta realizar las fantasías del porno
La pornografía puede usar mucho el lenguaje obsceno, en el que los hombres usan sobre las mujeres todo tipo de adjetivos degradantes y ellas responden llenas de deseo. El porno también escenifica muchas fantasías, pero en la vida real no a todo el mundo le gusta que le esposen a la cama o que le azoten con un látigo. Si estás pensando en reproducir escenas porno en la realidad, asegúrate de que a tu pareja también le va a gustar. Piensa en hacer el amor, no porno.

Mito 7. La pornografía no es irrespetuosa con las mujeres
El porno no es tan inofensivo como parece. La mayoría de las películas porno degradan a las mujeres. Muestran violencia contra ellas. Pueden hacerte creer, equivocadamente, que la mujeres nunca dicen “no” al sexo y están siempre dispuestas a complacer al hombre. Tampoco debes suponer que las actrices porno siempre disfrutan lo que hacen.

Mito 8. No puedes ser adicto al porno
La pornografía puede ser adictiva. Puede influir tanto en tu vida que no seas capaz de continuar con tus actividades diarias. Y no solo eso, también puede afectar a tu vida sexual real si disfrutas del porno más que de la intimidad que compartes con tu pareja. Es más, podrías caer en conductas de riesgo como consecuencia de los mensajes que transmite el porno.