Pan nuestro que no se encuentra todos los días

Pan nuestro que no se encuentra todos los días

elToque

El desabastecimiento, la guerra entre gobierno y oposición y la falta de soluciones a la política de Venezuela ponen al pueblo al borde del abismo.

Pablo Hernández,elToque

Desde las cinco de la mañana comienzan a llegar los venezolanos a los diferentes supermercados para hacer la cola, algunos con el “sueño”, según sus propias palabras, de encontrar un paquete de harina de maíz o trigo, un litro de leche, o quizás papel sanitario.





El problema afecta a la mayor parte de los ciudadanos aunque más a los que viven a lo largo y ancho de la llamada frontera caliente, la colombo-venezolana.

Se registra contrabando de alimentos debido, entre otras cosas, a la producción insuficiente y al acaparamiento familiar. A ésto, debemos incluir la “guerra económica de la burguesía”, términos usados por el gobierno nacional, o el simplismo de la versión de la oposición al resumir todo el tema en una frase: “Mala gestión del gobierno nacional”.

Sin entrar en las profundidades del análisis de los datos, indicadores, o porcentajes económicos, nos quedamos en lo que la gente quiere: hacer tranquilamente su compra, sin madrugar, sin bloqueo de cedula, sin colas. Y es que de momento, como se dice, “lo que más importa es la solución inmediata a la desaparición de productos”, fundamentales en la dieta del venezolano.

Tráfico hacia Colombia

El contrabando entre Venezuela y Colombia es una práctica histórica. Anteriormente eran los venezolanos quienes traían productos del vecino país. Hoy en día la historia es al revés. A diario, toneladas de productos (alimentos, gasolina, medicinas, entres otros) son exportados ilegalmente a Colombia.

No obstante, esta costumbre se ha convertido en un gran negocio, impulsado principalmente por el subsidio y control de precios que mantiene el Estado venezolano. En otras palabras, un litro de leche en Venezuela puede salir hasta cinco veces más barato que en Colombia, eso sin mencionar la gasolina venezolana, que como ya es sabido, es la más barata del mundo.

Lo cierto es que el contrabando es uno de los responsables del desabastecimiento que viven los mercados en Zulia, Táchira y Apure, tres entidades fronterizas. Un negocio que involucra a “comerciantes” venezolanos y colombianos, a consumidores y, además, salpicaría de dinero sucio a la guerrilla colombiana, autoridades civiles y militares de ambos países.

Cabe destacar que desde el gobierno nacional parecen estar esforzándose por solucionar la cuestión. Se intentaría cambiar los mandos militares fronterizos, introducir mayores controles en carreteras y convocar reuniones con autoridades colombianas. Sin embargo, hasta el momento los resultados que se han obtenido son escasos, debido a que los productos que faltan del lado venezolano se encuentran en las ciudades vecinas colombianas de Maicao o Riohacha, entre otras.

La producción nacional: una cuerda floja

Tanto podemos decir de la producción nacional, como nada. Es difícil saber cuál es la realidad del país en este sentido. La temática política y sus intereses conllevan a la politización del tema. Lo cual genera un caos de informaciones y cifras que chocan entre sí. El mismo cuento de dos aparentes realidades, una desde la visión oficialista, otra desde la visión de la Mesa de la Unidad asociada al sector empresarial.

Por lo tanto, expertos en economía podrán tener formulas e ideas para mejorar la situación, pero probablemente el primer paso, incluso antes de aplicar una u otra medida, sea justamente, sincerar la realidad de la producción nacional en el país. De esa manera se podrían subsanar más adecuadamente las circunstancias que parecen mantener el aparato productivo nacional a media máquina.

Acaparamiento en casa

Aquí entra en juego el ciudadano de a pie. El mencionado “acaparamiento familiar” no es más que las “excesivas” reservas que las familias venezolanas guardan en sus despensas. Solo para consumo personal, hay familias que llegan a guardar hasta 20 paquetes de harina y siguen en la cola para seguir comprando más paquetes extra.

Es evidente que almacenar unos kilos de comida de más en casa no tiene nada de malo, el problema se dispara cuando todos siguen el mismo patrón. Es una sobredemanda que el aparato productivo no puede sostener.

Por último, no olvidemos mencionar la supuesta “guerra económica” existente, y es que, según portavoces del chavismo, se está desarrollando un “plan para desestabilizar la economía del país y dar un golpe de estado”.

Mientras, los políticos y sus discursos mediáticos son un tanto erráticos. Se produce un acercamiento al tema de la violencia y la inseguridad, pero persiste la continua división en todos los demás temas. Algunos no saben ya en que creer; el lunes nos unimos para mejorar Venezuela, el martes te declaro la guerra, el miércoles te amenazo y terminan la semana demostrándose su enemistad.

“Es como si nos quisieran volver locos”, repicaba en días pasados un vendedor de café y cigarrillos que lleva por nombre Antonio Cárdenas, pero todos lo conocen como “Toño”.

Locos o no, los venezolanos le tememos a un 2014 que vaticina una crisis más grave del sector económico. En un país donde la escasez ya forma parte del día a día en alimentos, medicinas, repuestos de vehículos, materiales de construcción, por mencionar los más importantes.