Fernando Núñez Noda: Escher: creador de mundos imposibles


“¡En qué patéticos esclavos nos convertimos
por el poder dominante de la gravedad
sobre todas las cosas de la tierra!”

M.C. Escher

La obra de Maurits Cornelis Escher, mejor conocido como M. C. Escher (1898-1972), no puede abarcarse en un corto artículo. Sólo ofrezco una visión panorámica. El artista holandés creó un universo con muchos ambientes, todos caracterizados por una pericia gráfica sobrehumana y una imaginería que entremezcla lo onírico con lo riguroso; lo rutinario con lo inconcebible.





Hace unas semanas conversamos sobre paradojas del lenguaje. Escher es capaz de llevarlas al dibujo y a la ilustración.

Mientras más exploro su obra, más me desconcierta, me reta. Su genio se acrecienta. Y creo que esa admiración no es más generalizada por dos razones. La primera es que Escher ya es parte de la cultura pop. Obras como Relatividad, son parte de cualquier decorado, está en poster, franelas y ha sido parodiada por los Simpson, la película Laberinto y hasta en Legos. Todo el mundo la ha visto pero ¿la ha mirado?

Relatividad (1953).

La otra razón es que Escher es tan riguroso, tan simétrico, tan preciso es su trabajo figurativo, que pocos se dan cuenta de la cantidad de cosas imposibles que ocurren en sus escenarios. Relatividad misma muestra una serenidad, una naturalidad tal que no nos molesta la coexistencia de al menos siete diferentes centros gravitatorios.

Pienso que si tomamos, en este mismo momento, personas bajando y subiendo escaleras en siete o más puntos del planeta, y los juntamos en un mismo dibujo, con las relaciones exactas de posición, tendríamos fácilmente una hiper-área como ésta. Vean un segmento de la versión en Lego:

Figuras encajadas, figuras que cambian ante nuestros ojos

Su obra tiene marcados períodos. Hablaré someramente de los que me gustan.

Están las integraciones, las figuras encajadas. Mosaicos muy complejos en los que elementos contradictorios o complementarios son límites de sí mismos. Les pongo dos ejemplos:

Mural en relieve de la obra Aves y Peces.

Entre los dos componentes (aves y peces) no hay espacios vacíos. Los contornos de uno son los del otro. El que más me gusta, por lo irónico, es el que sigue:

Ángeles y demonios (1970).

Otra travesura de Escher consiste en transformar geométrica, más que semánticamente, objetos o seres diversos. Dos ejemplos de sus llamadas “metamorfosis”. La que sigue es una tira larga picada en cuatro partes, para efectos de la columna de esta página.

Metamorfosis II (s/f).

Esta otra combina magistralmente el mosaico con la metamorfosis:

Cielo y agua (1938).

No puede ser

Aparte de trabajar con la simultaneidad, la repetición, la progresión y otros ejercicios de líneas y sombras, Escher creó una serie de dibujos llamados “imposibles”.

Vea la cascada en la imagen siguiente (puede hacerle clic para ampliarla).

Cascada (1961).

Cae desde un canal y lo recorre para… volver a precipitarse. Es decir: aunque parece seguir un trayecto plano-horizontal, realmente tendría que subir, lo cual violaría el mandato de Newton. Lo más sorprendente es que la cascada abarca, al menos, dos pisos. Sin embargo, el recorrido parace plano. Si cae no puede ser plano. Si es plano no puede caer, ni subir.

Este subir y bajar en plano se repite magistralmente en:

Ascenso y descenso (1960).

Estos monjes suben y bajan unas escaleras. Bien visto, los personajes no suben ni bajan, todo es una ilusión creada sobre un “espacio de Penrose”, una elaboración atribuida al matemático estadounidense L. S. Penrose.

Mi favorita está a continuación. Puede hacer clic para ampliarla:

Belvedere (1958).

La litografía presenta un edificio muy peculiar. El rectángulo del techo está alineado, por decir algo, de norte a sur. La base, de este a oeste. No obstante esta imposibilidad, el edificio es del mismo ancho. Ninguna línea se escapa de un imposible paralelismo.

En Escher hay más entretelones que superficie. Suele romper con los postulados geométricos de Euclides, sobre todo el paralelismo y la simetría. También explota visualmente la topología matemática, que trata las formas y superficies como si fuesen elásticas, capaces de múltiples dobleces pero siempre continuas. Hay matemáticos que han “construido” el edificio de Belvedere, con curvas que se ven de perfil pero no de frente. Un ejemplo:

Simulación en 3D realizada por Gershon Elber de Technion. Así tendría que construirse el edificio para que se viera recto desde sólo un punto de vista: el de la ilustración de Escher.

Fragmento de Belvedere.

Además, dibujó cintas de Möbius, jaulas imposibles y tribares, un hipercubo triangular que -simplemente- no puede existir en la realidad física convencional y que sostiene el juglar sentado, en Belvedere.

El tribar, por cierto, fue desarrollado también por Penrose, quien lo calificó de “la imposibilidad en su forma más pura”.

Como por una metamorfosis de Escher, el matemático se inspiró en el artista holandés.Y éste graficó el espacio penroseano. Según interpreto, toda “certeza” es sólo una perspectiva. Si nos movemos unos milímetros, ya notamos que las rectas son curvadas.

Es el creador de mundos desafiantes, de realidades aparentes al ojo pero imposibles para el reino bidimensional del sentido común.

Me encanta la obra de Escher porque cuando la repaso, no puedo evitar la actitud del niño frente a lo sorprendente, a lo insólito. Me maravilla, me da un poco de miedo pero siempre me arranca una sonrisa…

 

Ver mas en http://ciberneticon.com/escher/