Hasta un mes de ausencia han estado las margarinas y mantequillas en sus diversas marcas y presentaciones en los establecimientos expendedores de alimentos, según referencia de compradores que andan acostumbrados a montarle cacería a este producto.
Se ha convertido en un privilegio para las amas de casa y esposos hallarlas, bien sea para el consumo familiar o como ingrediente de preparaciones de repostería y dulcería.
Mariluz Morillo lleva 12 años haciendo tortas por encargo y dulces criollos en Las Cuibas de Palavecino, y refiere que comprar mantequilla no es un capricho para ellos sino una necesidad.
La dama, quien había tomado del anaquel seis envases de 500 gramos de mantequilla Mirasol, cuyo precio es de 20 bolívares, decía con un largo suspiro.
Leer la nota completa en La Prensa de Lara