El Banco de Desarrollo de los Brics: ¿alternativa al FMI?

El Banco de Desarrollo de los Brics: ¿alternativa al FMI?

BRICS 620px

 

El grupo de potencias económicas emergentes conocido como BRICS, formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, acordó el pasado 15 de julio, durante su Sexta Cumbre celebrada en la ciudad brasileña de Fortaleza, crear el Banco de Desarrollo. Cada uno de estos países desembolsará inicialmente 10.000 millones de dólares para capitalizar esta entidad, que tendrá sede en Shanghái. Al mismo tiempo, los líderes de estas naciones decidieron crear un fondo de reservas de emergencia con un capital conjunto de 100.000 millones de dólares.





El objetivo práctico de este banco es el de financiar proyectos de infraestructura y de desarrollo sostenible. Pero, desde el punto de vista político, esta entidad lo que pretende es convertirse en una alternativa a instituciones multilaterales dominadas por las principales potencias económicas mundiales occidentales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Motivos para el nuevo organismo

Para Mauro F. Guillén, profesor de Gestión de Wharton y Director del Joseph H. Lauder Institute, la creación del Banco de Desarrollo por parte de los BRICS “es producto de su frustración por la falta de reforma en el gobierno del FMI y el BM, en concreto en lo que se refiere a los derechos de voto”. El FMI aprobó en 2010 una reforma del reparto de sus cuotas para dar un mayor peso en el organismo a las potencias económicas emergentes, especialmente a China. Pero la reforma nunca ha llegado a ponerse en marcha porque el Congreso de Estados Unidos todavía no la ha aprobado, debido al enfrentamiento que mantienen sobre el tema los políticos demócratas y republicanos. “El mundo ha cambiado desde que en 1944 se creara el FMI, pero las instituciones como éstas no. Europa y EEUU deberían sentarse a la mesa y negociar una reforma cuanto antes”, opina Guillén.

Alejandra Marinovic, profesora de la escuela de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, en Chile, considera que la creación de este banco va más allá de pesos económicos o protagonismos. “La necesidad de coordinación económica y, en especial, de gestión financiera global para los grandes proyectos que se requieren para fomentar el desarrollo de los BRICS es una constante de la economía actual. No olvidemos que estos países tienen el 25% del PIB mundial y el 40% de la población”, indica. Esta docente, considera que este grupo de países ha tomado una decisión esperable e importante, que tiene sentido en varios ámbitos: “las necesidades de inversión para el desarrollo son significativas, con abundantes oportunidades y espacios para acoger capitales con altas rentabilidades; los prestamistas internacionales históricos han pasado a ser deudores y es esperable que ello se refleje en las organizaciones internacionales; y, finalmente, se requiere una actualización del sistema financiero internacional que no se ha llevado a cabo con suficiente rapidez o profundidad, tanto en el tipo de ayuda que se requiere, como el tipo de instrumentos y sus condiciones, y la creación conjunta con el Banco de una reserva para contingencias financieras es prueba de ello”.

El acuerdo para la formación del banco, que puede elevar su capital hasta 100.000 millones de dólares, llega después de más de dos años de duras negociaciones. India y Brasil han luchado contra los planes de China de tener una mayor participación que los demás países en la entidad. Una vez que hubo acuerdo para que todos los miembros tuvieran un mismo peso en la entidad, la última discusión giró en torno a en qué país se ubicaría la sede. El pasado 15 de julio también se decidió que India dirigirá el banco en primer lugar y que la presidencia será rotativa.

¿Alternativa real al FMI y el BM?

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, señaló que con la creación del Banco de Desarrollo, las cinco grandes economías emergentes “avanzan hacia una nueva arquitectura financiera mundial”. Al mismo tiempo, afirmó que la entidad “representará una alternativa para las necesidades de financiación de los países en desarrollo y compensará las deficiencias de crédito que existen actualmente en las instituciones financieras multinacionales”. Todo ello en clara alusión a que el nuevo órgano internacional pretende convertirse en una alternativa a instituciones multilaterales como el FMI y el BM. La pregunta que está ahora en el aire es: ¿realmente lo conseguirá?

 

Brics 2014 Brasil

Gabriel Martínez, director de la Maestría en Políticas Públicas del Instituto Tecnológico Autónomo de México, responde claramente: no. “El FMI tiene un rol distinto en tratar de estabilizar el sistema monetario. Este nuevo banco de los BRICS que se ha anunciado va a financiar proyectos de infraestructura, aparentemente con dinero predominantemente de la República Popular China. Hay una gran demanda de financiación, así que esto va a complementar al Banco Mundial, pero no es competencia”, explica.

Guillén se muestra todavía más escéptico respecto al papel que jugará esta nueva entidad en el ámbito internacional. “No creo que se convertirá en una alternativa interesante al FMI y al Banco Mundial porque, de momento, estas economías emergentes no tienen la suficiente influencia global, aunque tengan el peso económico. Además, tienen problemas importantes en estos momentos, sobre todo Brasil, India y Rusia”, argumenta.

Marinovic, por su parte, es más optimista sobre las posibilidades de la nueva entidad: “Dado que los países miembros han dado señales concretas luego de sólo algunos años de negociaciones respecto de su voluntad de avanzar, y el peso económico y político de sus miembros, es de esperar que efectivamente se transforme en una entidad importante en el ámbito económico mundial. Aunque en su lanzamiento no se plantea como una entidad rival para el FMI y el Banco Mundial, es lógico leer su creación como una opción en clave política y económica alternativa”.

Funciones económicas

Respecto a los objetivos económicos concretos del nuevo Banco de Desarrollo, los miembros del BRIC han indicado que se financiarán proyectos de infraestructura y de desarrollo sostenible, aunque no han dado más pistas. La presidenta brasileña fue más allá al señalar en la presentación del acuerdo que se trata de acercar a países que comparten “aspiraciones e intereses” y que tiene “la obligación y responsabilidad de buscar resultados que tengan impacto real en la vida de los pueblos”.

Gabriel Martínez cree que este organismo, para ser realmente útil, debe centrarse en la gran demanda de financiación que existe en estos momentos en el mundo, aunque también reconoce que, por ejemplo, “los proyectos de infraestructura son muy complicados por los riesgos ecológicos y políticos pero, a pesar de todo, tiene que haber un espacio importante para ellos”.

Alejandra Marinovic piensa que este organismo tiene buenas oportunidades de tener éxito en servir los intereses de sus miembros. “Y esto no requiere que sea extremadamente eficiente, o grande o sofisticado”. Ella cree que si este Banco logra dar a sus miembros una mejor relación entre recursos e intereses que el FMI y el Banco Mundial, habrá ya mejorado la situación de sus miembros. “Más adelante se plantearán nuevos desafíos, pero por ahora lo central es lograr una institucionalidad eficaz. Si bien las necesidades de infraestructura son muy importantes entre las inversiones que se identifican como susceptibles de ser apoyadas por este Banco, no es el único ámbito en que se anticipa un rol para éste”, afirma esta profesora de la escuela de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Al mismo tiempo, avisa de que para asegurar su buen funcionamiento tendrá que superar dos desafíos principales: “Primero, tomar precauciones sobre el retorno de las inversiones, la eficiencia de la administración de recursos y la sostenibilidad de las condiciones para los préstamos. Segundo, buscar una coordinación elevada y estable entre los países miembros, los cuales enfrentan, en diversos grados, sustanciales desafíos de transparencia, democracia y estabilidad económica y política”.

Importancia para América Latina

Algunos analistas han señalado que una de las regiones del planeta que más puede verse afectada por la creación de esta nueva institución es Latinoamérica. De hecho, una decena de presidentes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) voló a Brasilia al día siguiente del anuncio de la creación del Banco de Desarrollo para dar su apoyo formal a este nuevo organismo. Allí estaban, por ejemplo, la presidenta argentina Cristina Fernández, el colombiano Juan Manuel Santos, la chilena Michelle Bachelet, el peruano Ollanta Humala y el venezolano Nicolás Maduro. “Esta reunión significa la concreción de una nueva geopolítica mundial para la paz y el desarrollo compartido”, declaró Maduro a la agencia de noticias Reuters.

Mauro Guillén cree que la manera en la que el nuevo banco puede ayudar a los países sudamericanos se trata de un tema “delicado”. Opina que “la región no quiere cambiar la influencia Europea y de EEUU por la influencia de China y Brasil”.

Martínez opina que “a este banco seguramente le interesa colocar su dinero en proyectos rentables de largo plazo”, por lo que algunos países latinoamericanos que no tienen acceso a crédito en dólares “pueden obtener un beneficio”, sin embargo, para otros, “seguramente habrá un proceso de competencia” para intentar atraer inversión.

Marinovic cree que este Banco puede ser útil para los países de Latinoamérica en la medida que represente una opción frente a los organismos ya existentes y pueda establecer un nuevo conjunto de políticas de préstamo. Y añade que las economías Latinoamericanas dependen fuertemente de los BRICS para su rendimiento productivo, “por lo que se beneficiarán también indirectamente por los nuevos fondos e instrumentos que ofrecerá el Banco para sus miembros, así como de la existencia de fondo de contingencia financiera”. Por último, concluye Marinovic, “también podrán unirse a la iniciativa, como es esperable que en un futuro próximo lo hagan países de Asia, África y Oceanía”.

 

Publicado originalmente en Universia-Knowledge@Wharton