Lester Toledo: Arias con el agua al cuello

Lester Toledo: Arias con el agua al cuello

thumbnaillestertoledoabr2014Nadie desconoce que hay una crisis hídrica en el Zulia. Una sequía que ha disminuido el flujo de agua de los embalses a niveles insostenibles, no sólo en nuestro territorio sino en muchos departamentos del país vecino, Colombia. Por supuesto que todo se arreglaría si lloviera durante varios días en los embalses y cabeceras de ríos. Pero lo que está sucediendo conlleva una cuota de desorganización gubernamental y administrativa. Por eso quiero señalar algunas causas agravadas por parte de las autoridades encabezadas por Arias Cárdenas, quien está con el agua hasta el cuello, y quien no ha tomado previsiones para paliar la sed de los zulianos.

Aprovecho este artículo de opinión para formular unas preguntas que he querido hacer junto con mis colegas diputados de oposición desde el parlamento regional, exigiendo la interpelación de Freddy Rodríguez, presidente de Hidrolago, pero que la solidaridad automática de los diputados chavistas ha impedido, porque no quieren que quede en evidencia la incapacidad de manejar este problema.

Comienzo preguntando, sin esperanza de que haya una respuesta clara, ¿Qué pasó con el cacareado proyecto Winka, donde se invirtieron millones de dólares y que fue culminado en un 100% en el año 2010, según lo expresó el mismo Arias Cárdenas al unísono con el titular de Hidrolago?





Se dijo que este proyecto nos dotaría de agua definitivamente, pasara lo que pasara, y da vergüenza ver el deterioro de esas obras casi perdidas que no generan ni una gota del vital líquido. ¿Entonces Arias Cárdenas? Usted dijo que eso estaba listo. ¿Qué pasó?

Otra interrogante que surge es ¿Por qué no se reparó el muro del embalse de Manuelote fracturado en el año 2010 por las lluvias? Allí está la rotura; eso afecta también la capacidad de almacenamiento.

Sé que tampoco responderán por qué no se han dragado los embalses, lo cual disminuye el acopio de agua, ni dirán por qué no se ha instalado un acueducto del embalse de Manuelote (actualmente con más agua que Tulé) para el transvase o cuando menos por qué no se han hecho los surcos para lograr ese cometido.

Habiendo ya expresado estas interrogantes sobre el tema del almacenamiento, también surgen otras dudas. Señor Arias Cárdenas y señor Freddy Rodríguez, ¿Expliquen por qué no se previó esta situación con dotación o contratación de camiones cisternas que debieron ser provistos por el Estado, y por qué no se estableció una distribución por sectores de los mismos?

En este momento cerca de 300 camiones cisternas (tampoco existe un censo serio que avale el uso correcto y la potabilidad de éstos) están vendiendo agua sin organización ni control, tema con el que, la verdad, la Alcaldía también ha hecho poco. A la “buena de Dios” dan vueltas por Maracaibo vendiendo agua al precio que les parezca, sin que el señor Arias Cárdenas tampoco asuma, por incumbencia más que por competencia, esta distribución desorganizada que afecta a los zulianos.

Y como si fuera poco en Planta C, lugar donde los camiones cisternas privados se surten para la distribución del líquido vital, no todas las válvulas están funcionando. Esto origina que una carga demore hasta seis horas, lo cual hace que los zulianos tengan que pasar por la penuria de esperar por un cisterna mucho más de lo normal. De 11 válvulas o “plumas”, como la denominan los camioneros, sólo funcionan siete y en malas condiciones por la falta de mantenimiento. ¿Sabía Usted eso Arias? Seguro que sí, pero como la Residencia Oficial tiene seguramente un cisterna exclusivo, poco le importa la desdicha de los demás.

Hace unos días leí en el diario El Espectador de Bogotá la declaración del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos llamando a la reflexión sobre el uso racional del agua por la sequía, pero allá no hay racionamientos, no hay cisternas aprovechando el “desgobierno”, porque se han tomado las medidas necesarias para evitarlo. Es lo mínimo que los ciudadanos pueden pedir a sus gobernantes y funcionarios. Que sean previsivos.

Así que dejémonos de excusas. Las respuestas las sabemos todos. Los chavistas son pésimos administradores, peores planificadores y despilfarradores del erario público. Y el pueblo paga siempre las consecuencias, amén de la corrupción y el clientelismo con el cual “desgobiernan” y convierten en desastre todo lo que tocan.