No resultaron “locheros” por @damianprat

No resultaron “locheros” por @damianprat

thumbnaildamianpratNo resultaron “locheros” y hay muchos rasgos de dignidad en esa lucha

Con alguna frecuencia, durante semanas, me han preguntado acerca de mi pronóstico de como concluirá el conflicto en Sidor. En esta clase de luchas, donde se ponen en tensión tantos factores de poder, tantos protagonistas diferentes que incluso cambian y se transforman como producto del conflicto, no hay “bola de cristal” posible.  No creo, además,  que se pueda pensar en un resultado “en blanco y negro”, es decir, un triunfo total o una derrota absoluta.  Como es usual -y creo que este es un caso así-  en las luchas sociales y en especial ante gobiernos con afán totalitario,  hay avances, logros y triunfos del movimiento de los trabajadores aunque  no se alcancen todas las metas.   Ya hay triunfos claros que son importantes de evaluar.  Y aún las insatisfacciones pueden ser útiles en dejar lecciones.

Siempre es indispensable recordar -aunque sea en forma telegráfica- los hechos y el escenario pre-conflicto.  1.-  Una empresa sometida a un proceso de ruina productiva en los últimos seis años como producto del “estatismo salvaje”, del “modelo” retrógrado dizque socialista (falso socialismo) y el manejo increíblemente irresponsable de la empresa por parte del gobierno que abandonó inversiones, mantenimiento, desechó la productividad y la puso en manos de “jefes” y altos funcionarios que nada sabían de la industria. Todo aderezado con derroche, demagogia populista, centralismo enfermizo y corrupción.  2.- Masiva violación de los derechos laborales por parte del patrono gobierno y en especial el ilegal e injusto congelamiento del contrato colectivo por mas de 4 años.   3.-  Excesiva división en el sindicato con preeminencia de grupos que por mucho tiempo antepusieron sus intereses políticos progobierno sobre los laborales.   4.-  “Negocios”  anti Venezuela y anti Sidor ordenados por el alto gobierno como el caso de la paralización durante 6 años de la fabricación de tubos para favorecer importación de tubos desde China y el cierre de la mitad de los hornos eléctricos en los últimos 4.  También el caso de las “termoeléctricas”, colosal derroche de recursos para no encender jamás “ni un bombillito” o el de la “nueva” fábrica de tubos.  5.-  Severa pérdida de la calidad de vida de la familia del sidorista por el congelamiento salarial y de beneficios, junto con la mas alta inflación del planeta, el deterioro de los servicios públicos y la escasez. Ese es -muy resumido- el escenario en el que se gesta el conflicto.





El contrato colectivo debió renovarse a inicios de 2010, pero la política “estratégica”  del gobierno era ir eliminando o reduciendo progresivamente ese derecho laboral fundamental (recordar carta del entonces vicepresidente Jaua, “siguiendo instrucciones del comandante presidente” de prohibir los CC). En agosto de 2012, en medio de aquella “cadena” que terminó abruptamente en medio de protestas, Chávez “a regañadientes” (estaba en campaña electoral) acepta que se inicie la discusión.  Es obvio que el gobierno no tenía intención ni interés en honrar ese compromiso.  ¡Pasaron casi dos años dando largas sin concretar!.  En medio de otra protesta, comenzando el 2014, Maduro citas a todos a “encerrarse en Miraflores para firmar en dos semanas”.  Mas “vacile”. Un mes encerrados, y nada.

La impopular pero impactante “tranca” de la ciudad por mas de 40 horas a inicios de agosto, obligó al gobierno a encarar el asunto y no seguir “dejando pasar” el tiempo. ¿Cuál fue la táctica?  Enviar a Cabello, rodeado de ministros, militares, gobernador y alcalde a amenazar a los trabajadores, acusarlos de “mafias” asegurando que “ese contrato es impagable. No lo vamos a firmar”.  Quizás el propósito era vencer por amedrentamiento.  Ellos sabrán. En todo caso,  se equivocaron. La respuesta  fue masiva, unida y de lucha como no había ocurrido en años.  Se puede decir que la táctica de la amenaza produjo el efecto contrario. Paros, una gigantesca manifestación.  Vino la represión militar. Algunos lesionados, detenidos. Mas protesta y acción laboral.   Eso fue un triunfo porque hizo re-adquirir unidad, confianza y voluntad de lucha.

El gobierno, derrotado,  hizo entonces una variante táctica:  el 14 de agosto armaron “el madrugonazo”.  Una “firma”  del contrato con tres sindicalistas, a escondidas, anunciada por la ministra de información a las 4am. ¿Cuál era el propósito?  Quizás era doblegar a los sidoristas colocándolos “ante una situación de hecho”.  Algo así como “ríndanse, ya hay un contrato, el que nos dio la gana, aunque nadie lo conozca. No hay nada que hacer”.  Y un ingrediente nuevo:  una versión de pago del retroactivo (“en cuatro días se depositará”) y una versión de prensa sobre aumento salarial de Bs 170 (el mismo que una semana antes, según Cabello, era “impagable.  No vamos a firmar eso”). Anunciaron fiestas y la suspensión de la marcha de protesta de ese día.  De nuevo fracasaron.  La asamblea fue multitudinaria en repudio al “madrugonazo”, la marcha se hizo, fue masiva, acompañada de otros sindicatos y en airada protesta. Y comenzó una huelga.

Es decir, no eran “locheros”  como apostaban en el gobierno (“les ponemos una reales y se quedan callados”) y como otros creían. El “leit motiv” de la lucha ya no eran tanto el pago ni los montos, sino la indignación contra el abuso de “firmar” a espaldas de la asamblea de trabajadores. Un asunto de dignidad.

Importante:  ese aumento salarial y ese retroactivo (aunque sea ilegal la forma) lo conquistaron los trabajadores luchando y torciendo el brazo al patrono-gobierno anti obrero.  Se lo arrancaron al gobierno que sigue empeñado en que socialismo es volver pobres a todos (menos los jerarcas boliburgueses del gobierno) para manejarlos haciéndolos dependientes. Ese es un triunfo aunque parcial porque  nadie sabe el contenido del contrato ni el caso de los jubilados y jubilables.

Vino otro “recule”  del gobierno (lo cual es un nuevo triunfo de la base de los trabajadores y de una parte del sindicato)   enviando al ministro de Industrias a “mediar y negociar”  con la directiva de Sutiss.   Con la promesa de reanudar la discusión del contrato.  Trabajadores y sindicato levantan la huelga que ya duraba 4 días.  No pasó nada y las asambleas masivas reanudan el conflicto.  El gobierno pone en operación su #OperacionCensuraRoja negando todo.  Anuncian de nuevo la misma “firma del Contrato” al sumar otro sindicalista. El contrato sigue escondido.  Nadie conoce el acta.   Solo versiones.

En este punto estamos.  Parece el gobierno apostar ahora todo al desgaste.  Hay una intervención de facto contra Sutiss con amenazas de represión selectiva.  ¿Aumentarán la Unidad, la organización de la base, la defensa de la institucionalidad del sindicato y lograrán mas solidaridad?  Esos serían muchos más triunfos que la huelga en sí.   El encuentro de los que luchan, sin importar si son o fueron chavistas u opositores.  De los que alguna vez creyeron en “el proceso” y de los que han resistido por años buscando la alternativa democrática y progresista. Porque de ambos sectores hay  miles y miles en Sidor.  Veremos.

TIP  1:   Venalum.  Escribí en P&C del jueves que el último reporte técnico que tuve en mis manos era de 272 celdas activas y 633 dañadas.  “Obra y legado” de la “revolución”.   Que eso significaba una pérdida de 70% de la capacidad de producción.  Advertí que tenía versiones de mas deterioro, pero no quise escribirlas sin confirmarlas.  Y la confirmación me llegó cuando ya había entregado la columna.  En Venalum hay activas solamente 230 celdas con 675 dañadas.  42 menos en semanas. ¡Un desastre doloroso!  Dolor para quienes sentimos pasión por Guayana y Venezuela.  Indolencia de los robo-lucionarios que hablan cháchara sobre “plan de la patria”  mientras la destrozan.

TIP  2:  Público y Confidencial radio.  Hoy desde las 9am.  Tendremos un contacto directo desde Sutiss, además de tantos temas importantes de la región y el país.  Por Pentagrama 107.3FM  y en internet por publicoyconfidencial.com

 

Público &  Confidencial

Damián Prat C

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