Oscar García Mendoza: Don Emilio Botín

Oscar García Mendoza: Don Emilio Botín

thumbnailoscargarciamendozaEl 9 de septiembre falleció en España don Emilio Botín, presidente del Banco de
Santander durante más de tres décadas. Fue un banquero exitoso, que convirtió el
banco regional que habían presidido antes su padre y su abuelo en una potencia
mundial.

En el obituario que publicó el diario The Times de Londres aparece una explicación
de los métodos bancarios de don Emilio, parafraseando el poema “ If” de Rudyard
Kipling: “Si no entiendes completamente un instrumento, no lo compres. Si no
comprarías un producto específico, no trates de venderlo. Si no conoces muy bien a
tu cliente, no le prestes dinero. Si tu haces estas cosas, tu serás un mejor banquero,
hijo mío”.

Hoy día Santander es un nombre reconocido en el mundo entero y la hija de don
Emilio, Ana Patricia, se apresta continuar el legado de sus antecesores.
La banca es un negocio muy complicado y con muchas tentaciones. El caso
venezolano  especialmente.  Esto lo sabia bien don Emilio. El Grupo Santander
compró al Banco de Venezuela en 1996 y lo vendieron 13 años más tarde al
gobierno venezolano. Justo a tiempo.





En estos días se ha discutido mucho acerca del incumplimiento (default) de las
obligaciones internacionales del país con la banca extranjera.

Cuando se trata de una emisión de deuda externa se realiza una negociación entre la
República o el ente oficial y uno o varios bancos extranjeros.  Por una parte esta el
deudor, que requerira el mayor monto de préstamo, los mejores plazos y la menor
tasa de interés, y por la otra el acreedor, que buscara las mejores condiciones para
su clientela incluyendo especialmente la seguridad del pago. El dinero prestado
debe ser invertido de manera tal que garantice el repago.

Esto es lo normal. El caso venezolano es distinto ya que el petróleo es omnipresente
en la economía nacional, y teniendo en cuenta que sus ventas son embargables,
algunos banqueros extranjeros asumen automáticamente que Venezuela cumplirá
sus obligaciones. Es la tendencia generalizada de los países petroleros e
históricamente de Venezuela. Además encuentran que sus contrapartes en el actual
gobierno venezolano no buscan obtener el mejor financiamiento para asuntos
específicos, sino que están, en el mejor de los casos,  en un proceso de correr la
arruga para mantenerse en el poder.

Venezuela es el país que más paga por su deuda externa. Algunos  banqueros lo
saben. Las comisiones son las más altas del mercado y por ende sus beneficios. Es un
excelente país para hacer negocios. Se obtienen mejores tasas,  discuten lo menos
posible, aceptan las condiciones mas onerosas. Al fin y al cabo, quienes negocian no

tienen en su plan los intereses del largo plazo de los venezolanos, sólo ven el monto que les entrará.

La actitud de algunos de los banqueros extranjeros puede ser cuestionable. La  justifican con el mercado y con sus ganancias. Se dicen: “si no lo hago yo, lo hará mi
competencia y en el fondo mi trabajo debe producir beneficios.”

En algún momento, algún funcionario público venezolano se encontrará en el dilema
de cómo utilizar los muy escasos fondos en divisas: si en el pago de la deuda o para
las necesidades esenciales de la alimentación, educación y salud de la población.

El Santander vendió el Banco de Venezuela en el 2009. Creo que don Emilio tuvo
razón. Fue un gran banquero.