La guerra mundial de las cervezas ha comenzado

La guerra mundial de las cervezas ha comenzado

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Los imperios Anheuser, SAB Miller y Heineken han desatado una verdadera guerra por el control de la producción mundial de cerveza. Son las tres empresas cerveceras más grandes y sus movimientos para comprarse unas a otras mantienen en tensión a los mercados.





Comer o ser comido. Ese es el ‘leit motiv’ que parece haberse asentado en el sector cervecero en los últimos días a tenor de los últimos movimientos bursátiles de la primera y la segunda mayores empresas productoras de cervezas del mundo, la belga-brasileñaAnheuser-Busch InBev, productora entre otras muchas marcas deBudweiser y Stella Artois, y la sudafricana SAB Miller, con marcas como Peroni y Grolsch.

Si bien, en cuanto a tamaño y producción AB InBev es el líder indiscutible del sector, SAB Miller goza de una posición de dominio en los mercados de Norteamérica, África, Europa Oriental y Sudamérica. De ahí surge el interés que la empresa belga pueda tener en comprar y de paso eliminar a su competidora más directa. La resistencia de SAB Miller para evitar ser comprada ha metido en la contienda a la tercera mayor cervecera, la holandesa Heineken.

¿Una oferta que no podrá rechazar?

 

El origen de la batalla surge a partir del intento de SAB Miller de adquirir Heineken. Por dos motivos: como forma de blindaje ante ciertos rumores que estaban ya circulando de que AB InBev estaba estudiando lanzarle una OPA y, el segundo, porque la empresa resultante de esa fusión sí estaría en condiciones de poder arrebatarle el liderazgo a la compañía belga como la mayor cervecera. No hay que olvidar que según estimaciones, SAB Miller tiene bajo su control el 9,6% de la producción mundial de cerveza mientras Heineken ostenta el 9,3% de cuota. La unión de ambas compañías daría lugar a una empresa que controlaría casi la quinta parte del volumen de producción de cerveza y estaría en condiciones de intentar destronar a AB Inbev quien actualmente controla el 19,7% de la producción mundial de esta bebida alcohólica.

“En respuesta a las recientes especulaciones en la prensa, Heineken anuncia que SABMiller se ha puesto en contacto con ella para tratar una posible adquisición de Heineken”, explica la empresa en un comunicado. La compañía afirma que ha consultado esta propuesta con la familia Heineken, el principal accionista de la empresa a través de Heineken Holding, y ha concluido que esta operación “no es factible”.

La negativa de Heineken facilita así las pretensiones de compra de AB InBev sobre SAB Miller, que no se han hecho esperar. El mismo día que la negativa era conocida, The Wall Street Journal publicó una información, según la cual la empresa belga está buscando financiación para adquirir a su rival. En concreto, se estima que el crédito que habría solicitado AB Inbev para lanzarle la oferta de compra rondaría los 122.000 millones de dólares (unos 95.000 millones de euros).

La Bolsa en efervescencia

 

Si bien es cierto que todavía no se ha anunciado un contacto directo entre las dos empresas y que las posibilidades de una oferta de compra aún no pasan de especulaciones más o menos fundamentadas, las acciones tanto de SAB Miller como de AB InBev han subido como la espuma de una caña mal tirada. Es más, ambas compañías han certificado en estas últimas sesiones sus máximos históricos, aunque posteriormente han corregido un poco su cotización una vez los ánimos se han calmado.

No obstante, que la compra llegue finalmente a producirse no sólo dependerá de que ambas compañías alcancen un acuerdo ya que la empresa resultante de esa hipotética fusión controlaría casi un tercio de la producción mundial de cerveza lo que le daría un poder de mercado que, en principio, levantaría las suspicacias de los organismos encargados de velar por la competencia. De modo que en caso de la unión de ambas empresas es bastante probable que les exigieran la renuncia al control de ciertas marcas que tienen para poder permitir esa operación, como ya sucedió en anteriores ocasiones en que AB InBev efectuó la compra de una compañía. Así pues, dentro de esta especie de guerra en el sector cervecero aún cabe esperar unas cuantas batallas más por darse.

 

Por Eduardo Serna para ZoomNews