Sinfónica Juvenil de Caracas promete deslumbrar a siete ciudades europeas

Sinfónica Juvenil de Caracas promete deslumbrar a siete ciudades europeas

Foto: Archivo
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La Sinfónica Juvenil de Caracas se prepara para iniciar su quinta gira por siete ciudades de Europa que aún no han podido apreciar su talento, especialmente pulido por el creador del laureado Sistema de Orquestas de Venezuela, José Antonio Abreu, premio Príncipe de Asturias de las Artes. EFE/Nélida Fernández

En la sala Simón Bolívar del Centro de Acción Social por la Música, sede del Sistema en Caracas, Efe pudo presenciar el ensayo de la Sinfonía nº 7 de Shostakovich “Leningrado” con el que comenzará la gira el 31 de octubre en Zúrich, dirigida por su maestro, Dietrich Paredes.

Segundos antes de iniciarse la práctica llega Abreu y se sienta a la izquierda de Paredes para corregir, con su oído absoluto, cada pequeño detalle fuera de lugar. Los sonidos, pese a las interrupciones del maestro, se perciben impecables.





Las ciudades que tendrán la oportunidad de ver y escuchar a los jóvenes músicos venezolanos de edades entre 14 y 31 años son, además de Zúrich; Hamburgo, París, Zagreb, Budapest, Viena y Gotemburgo.

Serán interpretadas la mencionada pieza de Shostakovich y otras complicadas obras como la Consagración de la Primavera de Stravinsky, la Sinfonía nº 3 de Camille Saint-Saëns y el Concierto nº 1 de Rolf Martinsson.

Asimismo, la orquesta llevará a Zagreb, Budapest, Viena y Gotemburgo piezas de compositores venezolanos como Mediodía en el Llano de Antonio Estévez y Santa Cruz de Pacairigua de Evencio Castellanos.

“Este es un repertorio que le queda muy bien a la Juvenil de Caracas, un repertorio que a su vez es muy retador para la orquesta, y eso lo pensó el maestro Abreu, que siempre piensa en la edad cronológica de la orquesta, en la edad mental de la orquesta, en la edad vivencial de la orquesta”, dijo Paredes a Efe.

El director de la sinfónica de Caracas, de 34 años, describe a la orquesta como “potente” y con “profundidad de sutilezas”, aunque se extiende mucho más al describir a los integrantes, esmerados y talentosos pese a sus cortas edades, y describe sus peculiaridades.

Paredes cuenta el caso de Lorena Rodríguez, de 19 años, que aunque ha sufrido una pérdida considerable de la visión “su oído ha ido estratoféricamente creciendo” y se desempeña de forma magistral en la percusión.

También destaca el caso de Wuilly Arteaga, de 20 años, que con un origen muy humilde, decidió aprender a tocar el violín de forma autodidacta viendo los vídeos de las orquestas del Sistema y fue aceptado en la Juvenil de Caracas después de hacer el intento de ingresar en una segunda audición.

“Wuilly tocaba el violín en el metro”, dice Paredes aún asombrado por el esfuerzo de este músico que ahora toca “con un nivel excelente” y con esta gira viajará por primera vez en un avión.

“Nosotros decimos que este es un sistema social donde todo el mundo puede entrar (…) pero tienes que aportar actitud, notas, entusiasmo, responsabilidad, esfuerzo y entonces claro, el sistema es un proyecto social pero perfectamente ganado, aquí nada, absolutamente nada, se regala”, aclara Paredes.

“Estoy muy feliz, muy orgulloso, todavía no lo puedo creer que forme parte de la orquesta, del Sistema”, dijo Wuilly a Efe durante el descanso del ensayo.

El caso de un niño o joven venezolano de origen muy humilde que se convierte en un excelente músico y pasa a representar a las laureadas orquestas del Sistema se repite por cientos en este proyecto que ya integra en sus filas a 500.000 muchachos.

El trombonista de la Juvenil de Caracas, Edgar López, tiene 29 años, a los 22 ya formaba parte de la orquesta y a lo largo de ese lapso ha sorteado las dificultades que le ha deparado la pérdida de la audición.

Durante un ensayo, Abreu notó que a López se le hacía difícil escuchar algunas de sus indicaciones y cuando el joven trombonista le contó sobre las vicisitudes que ha pasado por los problemas en su sistema auditivo lo envió a consulta con su médico personal, poco tiempo después fue operado y ahora ha descubierto una gran mejoría.

“Me emociona ver al maestro (Abreu). Que el esté sentado allí ayudándonos. No hay que dejarlo mal, hay que tocar bien e impresionar, ese es el reto”, asevera el músico de la Juvenil.