“La cigarra y la hormiga.” Fábula de La Fontaine.
La cigarra, cantando todo el verano, se encontró sin provisiones cuando el invierno llegó.
Corrió a pedirle auxilio a su vecina la hormiga rogándole le prestara algo para subsistir hasta la nueva estación.
Te pagaré, fe de animal, ¡intereses y capital!
La hormiga no es prestadora ¡y no es su defecto mayor! ¿Qué hacías durante el calor? preguntó a su rogadora.
Yo cantaba sin parar. Ah, cantabas, que alegría. ¡Pues ahora a bailar!
En el largo “verano” que duró de 1999 al 2012, el precio del barril sobrepasó los cien dólares, y el “comandante eterno” jurando que sería para siempre, y que llegaría a doscientos, financiaba a sus corifeos internacionales, para que lo acompañaran en su “canto” contra el “imperio”. Y como “por la plata baila el perro” ¡estos no se hacían rogar!
Pero llegó el “invierno”, la plata se acabó, y el precio del barril bajó.
La incoherente planificación económica parece copiar el “cómo vemos viniendo vamos viendo” de Eudomar Santos en “Por estas calles.” Ilustrado muy recientemente, cuando el general ministro de Finanzas, Marco Torres (que esperemos sepa tanto de economía como de armamentos) presentó el presupuesto nacional 2015, y después, Maduro, no incluyéndolo en el presupuesto, decide aumentar el sueldo mínimo, 45% para los militares, y 15% para los venezolanos.
Era la forma de gobernar de Chávez, que todo lo decidía en las cadenas, sin orden ni concierto, como lo afirmó, para explicar la caótica situación económica que siguió a su muerte, el hoy canciller Rafael Ramírez, entonces ministro de Energía y Petróleos, y presidente de Pedevesa. Y también confesó, después de su destitución como ministro de Planificación, el insigne Jorge Giordani, que para hacer elegir presidente al moribundo, en octubre 2012, y conservar a toda costa el poder, se repartió entre el clientelar pueblo “bolivariano”, lo que quedaba.
Y cuando Pedevesa alerta sobre “tiempos difíciles”, con el barril a 70$, y bajando, su presidente Eulogio Del Pino, asegura que: “estamos preparados para los peores escenarios…”
Lo que me recuerda al enésimo plan “Patria Segura”, y sus resultados…
Entonces, como la cigarra: “¡pues ahora a bailar!