Los muchos y buenos restaurantes españoles de Caracas ya tienen su guía

(foto archivo)
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Caracas destaca sin duda por la calidad de sus locales dedicados al placer del buen comer y, entre ellos, ocupan un lugar prominente los restaurantes españoles, de procedencias regionales diversas y capaces de alegrar al más exigente paladar. EFE / Javier García

La Embajada de España en Venezuela acaba de editar la primera guía de restaurantes españoles en Caracas, que reúne a 53 establecimientos distribuidos a lo largo de los cinco municipios de la metrópoli latinoamericana.

Un libro que “pone en valor el encuentro de dos culturas que han descubierto en la mesa, en recetas llenas de historias, un lugar común de sueños e ingredientes de ambos lados del Atlántico”, en palabras del embajador de España en Venezuela, Antonio Pérez-Hernández Torra.





Cientos de miles de españoles llegaron a Venezuela a lo largo del siglo XX procedentes de Galicia, Canarias, País Vasco, Andalucía o de otras regiones, que “encontraron en la despensa local el modo de seguir cociéndose con el mismo sabor, entusiasmo y calidad que en su terruño de origen”, destaca la autora del libro, Vanessa Rolfini, periodista gastronómica venezolana.

Pese a lo variado de su procedencia culinaria, los establecimientos españoles suelen ofrecer platos de todas partes en sus menús y así es normal que convivan en una misma carta un excepcional pulpo del Caribe a la gallega, un cocido madrileño o una paella valenciana, eso sí, cocinada a la manera local con jerez y aceite de oliva.

Ese sincretismo culinario es una de las características principales de la rica cocina venezolana, en la que tortillas, empanadas, cocidos o callos se mezclaron con caraotas (frijoles), hallacas o tamales criollos para dar lugar a una gastronomía deliciosa.

La influencia española fue sin duda la más importante, aunque la permeable cocina venezolana, con una capacidad especial para integrar sabores foráneos, se nutrió también de la emigración italiana, portuguesa, alemana o francesa.

“En ese gusto por lo ecléctico encajó perfectamente lo español”, comentó a Efe Vanessa Rolfini, para quien la cocina española “es muy apreciada en Venezuela porque es sabrosa y porque se identifica con la fiesta, el buen gusto, la abundancia y el compartir”.

La guía, presentada esta semana en Caracas, recopila por primera vez de manera casi exhaustiva las casas de comida hispana de la capital, desde lugares legendarios como La Cita, Bar Basque, El rincón gallego o el Urrutia hasta los últimos representantes de la cocina más vanguardista, como Tapas 18 Gastrobar.

No faltan sencillas tascas como Amelino o populares casas de comidas como la Cervecería Vigués, junto a grandes restaurantes como El Barquero o Casa Cortés, que ofrece además un tablao flamenco y conciertos de boleros, ópera o cantautores.

Se trata de una obra descriptiva, sin grandes valoraciones, en la que “se da a cada uno su espacio para que muestre lo que hay” y se constata que la presencia gastronómica española ha sido “constante, rica, variada y con una gran influencia en Venezuela”, dice Rolfini.

Pero la guía también aporta algunas fotografías y pequeñas historias de esos locales que han sido testigos de pasiones cotidianas, secretos inconfesables o conjuras de la más diversa especie.

Así, incluye fotos del restaurante Las Cancelas, donde después de una tarde de toros se casaron Espartaco Santoni y Marujita Díaz en 1958 o de la tasca La Bajada, donde se reunían en los años 60 escritores, artistas y políticos que integraban la llamada República del Este.

Y también muestra algunas imágenes de removedores de cócteles, cajas de cerillas o posavasos con el nombre de legendarios locales hispanos, muchos de ellos ya desaparecidos.

Cinco breves entrevistas a expertos en gastronomía y periodistas completan la guía junto a un listado de importadores de alimentos y vinos españoles.

Como señala la gastrónoma venezolana Zinnia Martinez, junto a las palabras, “probablemente en el mismo cofre”, los españoles trajeron a América “un sinfín de sabores, que se han convertido en herencia, memoria y tradición”.

Y lo resume con un frase que probablemente suscribirían muchos de sus compatriotas: “España está en nuestra lengua, nuestras venas y nuestros paladares”. EFE