Obama se redime con la comunidad latina, con un desafío a los republicanos

Obama se redime con la comunidad latina, con un desafío a los republicanos

FOTO JIM BOURG / POOL / AFP
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Las medidas ejecutivas que tomó el presidente Barack Obama casi a finales del año y que evitarán la deportación de 5 millones de indocumentados le han redimido con la comunidad latina, tras la promesa de una reforma migratoria que no llega, y con un desafío a los republicanos, que prometen vendetta.

Los grupos proinmigrantes buscan una solución permanente, con una ley que salga del Congreso, que incluya un camino a la legalización y a la ciudadanía, algo que apoya el propio mandatario, que no ha conseguido convencer a demócratas y republicanos de que lleguen a un acuerdo para legislar sobre la materia.

Estas medidas han eclipsado el resto del debate migratorio, al que en primavera se añadió una crisis que el Gobierno consideró “humanitaria” por la entrada masiva de menores que cruzaron solos la frontera sur de forma ilegal, sin compañía de un adulto, la mayoría de Centroamérica, que desbordó a la administración y puso rostros al drama de la violencia y la pobreza.





“Obama se está redimiendo con la comunidad latina, con la comunidad inmigrante”, asegura en declaraciones a Efe Vanessa Cárdenas, analista del Center for American Progress (CAP), que señala que “finalmente” adoptó unas medidas de una “magnitud increíble”, que van a cambiar la vida a millones de familias.

Cárdenas recuerda que, aunque es un paso para la comunidad no son soluciones permanentes, pues no dan un estatus legal, sino que suspenden la deportación temporalmente y otorgan un permiso de trabajo de 3 años a quienes hayan estado en el país más de 5 años y tengan un hijo que sea ciudadano o residente permanente legal.

El año ha transcurrido entre acusaciones cruzadas de los grupos de activistas al presidente por no haber cumplido con su promesa de llevar a cabo una reforma migratoria para regularizar a los once millones de indocumentados que viven en el país, llegando a declararle “deportador en jefe”, por los dos millones de deportaciones registradas durante su mandato.

El presidente, por su parte, no ha dejado de recriminar a la mayoría republicana en la Cámara de Representantes no proceder con el proyecto de ley de reforma migratoria que aprobó en 2013 el Senado, de mayoría demócrata.

Y amenazó a la oposición, por un lado, y garantizó a los inmigrantes que si el Congreso no actuaban tomaría medidas dentro de los límites de su poder ejecutivo.

En cuanto a los republicanos, advirtieron de que, si el presidente actuaba “unilateralmente”, se levantarían en armas. Y así ha sido. Ya han asegurado que torpedearán los fondos destinados a ejecutar la medidas y se plantean denunciarle por exceso de poder.

El tira y afloja se complica más porque los republicanos ganaron la mayoría en ambas cámaras en las elecciones del 4 de noviembre.

Las opiniones se dividen ahora entre quienes creen que el presidente debería esperar a que el nuevo liderazgo del Congreso presente una propuesta y quienes consideran que Obama -que postergó las medidas hasta pasados los comicios provocando el enfado de los grupos proinmigrantes- ha esperado ya lo suficiente.

La analista del CAP se pregunta cuál será la estrategia republicana, porque aunque “hemos visto reacciones variadas” cree que cuando se forme el nuevo Congreso harán un esfuerzo para “aplacar a sus bases” con un discurso mas moderado.

“2016 está a la vuelta de la esquina”, dijo en referencia a las presidenciales. “Tal vez lo que vamos a ver son muchas otras propuestas legislativas centradas en la seguridad”, agrega.

El líder republicano John Boehner alertó de que con sus medidas, Obama está “saboteando” cualquier opción de aprobar una reforma migratoria en el Congreso y fomentando la inmigración ilegal.

No obstante, Alfonso Aguilar, director ejecutivo de Latino Partnership for Conservative Principles, se muestra seguro de que tras las primeras reacciones las aguas volverán a su cauce y los republicanos tendrán que legislar, porque de cara a 2016 “a la larga saben que tienen en juego perder la mayoría en el Senado. El mapa electoral beneficia a los demócratas”, comenta.

A su juicio, el presidente debería de haber esperado y dar una oportunidad a este nuevo Congreso.

Las medidas fueron un movimiento de “desesperación” de Obama ante el resultado de las legislativas, en las que los hispanos se inclinaron por los republicanos en gobernaciones como Texas y Kansas, estima.

Para Daniel Garza, director ejecutivo de LIBRE Initiative, el año ha estado marcado por la “desilusión” con ambos partidos, porque “han trabado un progreso” para lograr una reforma migratoria “por cuestiones políticas”.

Obama ha sido “incapaz” de saber negociar como reconciliar esas diferencias, mientras que los republicanos “están fragmentados” y no se ponen de acuerdo dentro del partido sobre cómo debe de ser la reforma que ellos puedan aceptar.

Garza considera que la mayoría del partido “debe imponerse” a “una minoría” para la que “todo es amnistía si no es deportación” y espera que introduzcan su propia legislación y avancen en el Congreso por “el bienestar del país, de nuestra economía y la unidad de las familias”.

El reto de Obama para el 2015 será la puesta en marcha de las medidas de forma “efectiva y clara” porque “este proceso va a marcar el tono para algo más grande”, asegura Cárdenas, que considera que debe continuar pidiendo al Congreso una solución permanente y llamando a los republicanos a la mesa del diálogo. EFE