Oswaldo Páez-Pumar: El desprovisto

Oswaldo Páez-Pumar: El desprovisto

El desprovisto  

 Después de transcurrir dieciséis años

donde Dios proveyó tantos recursos





pidió el usurpador en su discurso,

para que no prospere el desengaño,

que le provea Dios las soluciones

que no es capaz de concebir su mente

sin desarrollo aún, de adolescente,

plagada de temor y confusiones

pero presta a gritar y amenazar.

Esa es su forma de poder calmar

su incapacidad de haber previsto

alguna solución a tantos males

o quizá uno o dos, pero vitales.

Mas no será así, está desprovisto.