“En la casa pasamos la chikungunya (chikv) todos los integrantes de la familia, los cuatro estuvimos mal; pero quién se puso peor fue mi esposa, porque ella fue a la primera que le dio a finales de septiembre y todavía durante la segunda semana de diciembre estaba recibiendo tratamiento por la vena y tomado para aliviarle el dolor en las articulaciones. Solamente en sus fisioterapias de rehabilitación pagamos casi dos mil bolívares, y fueron durante una semana”, contó Rafael Sulbarán, residente de Los Haticos.
Las secuelas del virus de chikungunya afecta sensiblemente las articulaciones, en lo que los especialistas llaman poliartralgias, que ocasiona dolores e inflamación. Síntomas recurrentes que aparecen en la etapa subaguda de la enfermedad, en especial en áreas como los tobillos, las rodillas, manos y pies.
Dayana de Sulbarán vivió esta etapa de la enfermedad la última semana de diciembre, cuando terminó por inyectarse esteroides para aliviarse. “En el post chikun gasté alrededor de 7 mil bolívares, sino fue más. Entre las fisioterapia, las vitaminas que aún sigo tomando, ampollas de antiflamatorias, exámenes de sangre y las consultas de los médicos especialistas como el remautólogo, porque los dolores no querían ceder”, detalló la esposa de Rafael.
Así como los Sulbarán, aún hay familias venezolanas que están costeando tratamientos particulares para sanar las secuelas de la enfermedad. “Nosotros hemos gastado plata, pero es con papá, que tiene 71 años, y los dolores no lo dejan tranquilo. Terminamos pagando a un fisioterapeuta particular para que fuera hasta la casa, porque las articulaciones no lo dejaban ni levantarse de la cama”, contó Rosa Martínez, residente de Tierra Negra.
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