Aumenta la conflictividad en colas de supermercados por eterno desabastecimiento

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La caída libre de la productividad en Venezuela y su inefable repercusión en la escasez y el desabastecimiento en los anaqueles, aunados a la infructífera campaña del Estado por reimpulsar la producción nacional, acentúan cada vez más con más fuerza los estragos que padecen los venezolanos en la búsqueda de productos de primera necesidad, publica Correo del Caroní.





El capítulo más reciente se vivió en Puerto Ordaz la mañana de este jueves, cuando unas 500 personas encabezaron un tumulto que entró de forma violenta en la sucursal de Los Olivos del supermercado Santo Tomé para obligar con ello a que se les vendiera el champú y el detergente por el que otros esperaban desde la madrugada. La irrupción en el espacio, con destrozos, carreras, empujones, y hasta un desmayo a su paso, no solo irrespetó el derecho de los que ese día madrugaron en la cola, sino que obligó a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) a militarizar el comercio.

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La violencia protagonizó un nuevo episodio en las habituales colas del Supermercado Santo Tomé de Los Olivos. Este jueves, hacia las 9:00 de la mañana, unas 500 personas entraron a la fuerza en el establecimiento, irrespetando la cola de consumidores que aguardaban para comprar detergente y champú.

Entraron cual estampida de ganado, algunos brincando encima de los carritos de compra para pasar más rápido. Rompieron la baranda de la entrada, se subieron a los anaqueles de productos del pasillo tres, donde estaba exhibido el detergente en polvo marca Ace, lanzaban latas y rompieron otros rubros almacenados.

El personal del Santo Tomé eventualmente pudo cerrar la santamaría del negocio y frenar la oleada de personas que ingresaban, a lo que fue un conato de saqueo. El supervisor del comercio declaró que la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) acudió al llamado de los trabajadores y logró contener la situación.

Para las 10:00 de la mañana, la entrada y la salida del lugar estaban acordonadas con motos y unos 20 funcionarios de la GNB, que se apoyaron en los carritos del supermercado, que ahora sirvieron de barandas que demarcan la marea de gente que se apuesta en las colas para comprar los productos escasos.

“Se llevaron todo”
Mientras el supermercado permanecía cerrado al público, una gran cantidad de personas todavía esperaba en cola en las afueras del Santo Tomé de Los Olivos, a las 10:00 de la mañana. Su mayor indignación era que, habiendo llegado entre cinco y siete horas antes, con la esperanza de comprar detergente en polvo, “los que entraron pasaron primero y se llevaron todo”.

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 Al personal del Santo Tomé no le quedó más remedio que venderle a toda la gente que entró en la estampida violenta. Un video aficionado captó el momento en el que puede verse el ingreso de los consumidores y también el desmayo de una de las mujeres que entró, quien fue acostada en la hilera de carritos que están apostados en la entrada.

El supervisor de seguridad del mercado prefirió no identificarse. Confirmó, además de los destrozos, que tuvieron que vender todo el detergente a los consumidores que entraron y se aferró a un “ya no sabemos qué vamos a hacer” en relación con las medidas a tomar para evitar este tipo de hechos. El personal de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde) tampoco rindió declaraciones sobre el suceso, a pesar de que su presencia en el local es precisamente garantizar que el proceso de venta sea ordenado y justo con los consumidores.

Culpan a revendedores
A las 10:30 de la mañana el Santo Tomé había re abierto sus puertas al público, pero ingresó menos de la mitad de las personas que aguardaban en cola ante la información de que no había más detergente. Entraron resignados a comprar lo que quedaba de champú.

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Calisbeth Aguilar fue una de las consumidoras que no pudo comprar Ace, y en su descontento culpó a los fiscales populares de la Sundde “porque ellos mismos traen a la gente y la meten a comprar sin hacer cola. Los ‘bachaqueros’ (revendedores) son los que causan este desastre y uno se queda sin poder comprar”.

Otros usuarios llamaron al mercado a tomar mayores medidas de seguridad para que esto no se repita. Cabe recordar que hace un mes el comercio estableció el mecanismo de que, para comprar un producto escaso, debían adquirirse 10 más que estuvieran disponibles; esto para frenar la presencia de revendedores sin instalar máquinas captahuellas.

En las afueras del supermercado, muchos consumidores merodeaban el lugar con las bolsas del detergente comprado en mano. Encontraron su lugar en una nueva cola, la que se formó después de las 10:30, que vendería detergente según unos, e insecticida, según otros. Nadie lo sabía. Lo importante era estar en cola.

Es importante señalar el beneficio de la reventa: un paquete de detergente de 2,7 kilogramos que se vende en 90 bolívares en el Santo Tomé, se puede adquirir en el mercado municipal de San Félix en 500 bolívares.

Entre la marcada escasez de productos de todo tipo, las compras nerviosas y el lucrativo negocio de la reventa, hacer mercado se ha vuelto ahora una especie de deporte extremo, más que un quehacer cotidiano de los ciudadanos en la Venezuela de hoy.