No para de comer piedras desde que nació su bebé

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Chocolates, helado o frutas son algunos antojos que algunas mujeres comienzan a tener durante su periodo de embarazo, pero una neoyorkina tuvo uno muy inusual y potencialmente muy peligroso: piedras.

Silvia comenzó a ingerir pequeñas piedras a los ocho meses de embarazo. Por más que intentara no comerlas, no podía dejarlas. Le gustaban sobre todo unas piedras chicas que encontraba en su patio trasero, y a veces debía evitar pasar por una construcción en la calle, porque se le hacía –literalmente- agua la boca al saber que había tanta piedra dando vueltas por ahí.





Este comportamiento, por más extraño que suene, no es producto de una locura de Silvia. Sino que está directamente relacionada con su embarazo. Se trata del trastorno de pica. Es un cuadro de ingestión de materiales no comestibles. Se observa principalmente en la temprana edad de los niños, cuando comen, por ejemplo, tierra o papel. Pero también es una condición que se puede presentar durante el embarazo por falta de ciertos nutrientes.

Lamentablemente, para Silvia, este deseo incontrolable de querer comer piedras le producía mucha ansiedad porque no quería hacerle daño a su hijo, pero no podía dejar de pensar en las piedras. De hecho, dejó de comer muchos alimentos nutritivos porque sólo satisfacía su hambre con las pequeñas rocas.

El caso de Silvia fue retratado en el programa de Discovery, “Mi embarazo extraordinario”. En él, Silvia explicaba que se sentía muy culpable y avergonzada de su trastorno. “Si pudiera cambiar estos antojos por sushi o pepinillos, lo haría, me encantaría, y cambiaría esta condición todos los días”. Pero no pudo.

Ver esas piedras en el suelo era como “cuando uno ve algo que realmente quieres comer, comienzo a salivar y mi sistema digestivo me lo pide. Las veo y quiero comérmelas todas”, publicó el Daily Mail.

Su doctor estaba preocupado que Silvia dejara de ingerir nutrientes necesarios para ella y su hijo por el hecho de comer sólo piedras. Además, estos “bocadillos” le podían obstruir el estómago y causar mayores dificultades en su cuerpo.

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Su esposo, sentía que estaba tratando con una adicta a las drogas. Silvia escondía las piedras y le mentía diciendo que ya no las comía, pero estaban repartidas por toda la casa en lugares estratégicos.

A menos de un mes de dar a luz, Silvia comenzó a sentir fuertes dolores de guata por lo que intentó con todas sus fuerzas dejar su extraña obsesión. Comió en menor cantidad, pero seguía sin poder dejarlas. Cuando su llegó el día del parto, los doctores dijeron al programa: “Pica en el embarazo es una gran preocupación porque la madre no está adquiriendo todos los nutrientes, y por consiguiente, el bebé tampoco. Nos fijaremos si la guagua tiene problemas de salud, sobre todo deficiencia de hierro, que sería el mayor riesgo”.

Afortunadamente, cuando el pequeño niño nació, los doctores y la pareja neoyorkina quedaron completamente aliviados porque el trastorno de pica no afectó la salud del bebé. Esta historia tuvo un final feliz, pero un proceso muy frustrante para todos sus involucrados.

Vía:Radiosantiago.cl