“Quiero devolverle las llaves a Elías Jaua porque ahí perdí a mi familia”

“Quiero devolverle las llaves a Elías Jaua porque ahí perdí a mi familia”

ciudad-betania

Una balacera de 20 minutos en un edificio de la Misión Vivienda hace una semana convirtió en desplazados a la familia Urbano, que ese día perdió a siete miembros.

Por Isayen Herreraz/El Nacional





Tres días después, en el pasillo del edificio donde mataron a 9 personas durante una fiesta en un apartamento de la urbanización Lomas de La Guadalupe, en masacre, todavía estaban las botellas de cerveza vacías y los restos de sangre en las paredes. Aunque lavaron con agua y jabón el piso, el tiroteo dejó agujeros en una tanquilla de gas y en una columna que indican que allí mataron a siete integrantes de la familia Urbano y a dos de sus vecinos.

En los otros apartamentos cierran las ventanas y se asoman con temor entre las sábanas que usan como cortinas cuando ven a desconocidos. En la planta baja, desde el apartamento contiguo al de los Urbano una mujer dice que no siente miedo: “No tengo problemas con nadie”, pero no abre la puerta. “Nunca había vivido algo así y eso que siempre estuve en un barrio”. Vive allí con sus cinco nietos, su hija y su yerno luego de que el gobierno los sacó de un barrio inestable en Manicomio y los trasladó al urbanismo de la Misión Vivienda.

En el edificio al frente no se atreven a acercarse al bloque donde ocurrió la masacre. “Escuché los tiros. Fue un rato largo pero como no escuchaba gritar a nadie seguimos durmiendo”, comenta otra vecina que vivía en El Junquito y hace dos semanas se mudó a la zona.

Los apartamentos 3B, 4B y 2B que ocupaba la numerosa familia de 13 hermanos que integraban los Urbano están vacíos. Dicen que no volverán porque temen que terminen de matar al resto. La balacera de la madrugada del domingo 26 de abril los convirtió en desplazados. “Quiero devolverle las llaves de esos apartamentos a Elías Jaua porque ahí perdí a mi familia”, expresó la madre de Yovel Urbano mientras enterraba a su hijo en el Cementerio Municipal de Charallave.

Más información en El Nacional