“Todos se van”… La película que la revolución no quiere que veas (Videos)

Foto: Todos se van /  filmaffinity.com
Foto: Todos se van / filmaffinity.com

La última película de Sergio Cabrera, Todos se van, basada en la novela de la escritora cubana Wendy Guerra, es sin duda la mejor de la temporada, una extraordinaria fábula sobre las fragilidades de la niñez y la injusticia de las reglas adultas en un mundo de egos y frustraciones que, como suele ocurrir, se oponen a lo más elemental y probablemente natural que es, en este caso, el amor de una madre por su hija.

Situada en una Cuba de mediados de los años 70, la historia cuenta la vida de Nieve, de ocho años, hija de padres separados que no se entienden y que sin duda se odian, lo que transforma la vida de la niña en un infierno en el que, como única protección, tiene su diario personal, un cuaderno de notas en el que obsesivamente escribe todo lo que pasa a su alrededor y su particular visión de la vida.

La historia corresponde a la vida de Wendy Guerra y a los diarios que escribió desde niña, cuando la mayoría de las personas que quería acababan yéndose de la isla por motivos políticos o personales. Un libro extraordinario que hoy está traducido a muchas lenguas y que le ha valido a Wendy Guerra reconocimientos en muchos países.





Y para Sergio Cabrera, la posibilidad de recordar su propia infancia, cuando fue llevado por su padre a Pekín a los 11 años y debió adecuarse a un sistema rígido, autoritario, dominado por la razón. Un gran dueto el que hacen por esto mismo Sergio y Wendy, lo que permitirá al espectador, además, recrear el ambiente de la Cuba de los años 70 y acercarse un poco a esa isla en la que tantos, por lo que allí se negocia, tenemos puestos hoy los ojos.

 

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