¿Es beneficioso dormir la siesta?

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A la inmensa mayoría de los mortales nos gusta homenajearnos con una siesta después de comer. Eso no hay quien lo ponga en duda. Disfrutamos con la idea de repantingarnos en el sofá de casa y practicar un poco de “yoga ibérico” cuando los días parecen extenderse hasta el infinito tras los madrugones para ir a trabajar. Aunque se diga que todos los placeres de la vida matan o engordan, la siesta está alabada por multitud de organismos científicos y círculos médicos.Reseñó muyenforma

Echar la siesta, una costumbre que traspasa fronteras
Dormir la siesta es un hábito saludable y muy arraigado en la cultura mediterránea, aunque la sana costumbre de echar una cabezadita al mediodía se va extendiendo poco a poco a los países del norte de Europa, Estados Unidos y Japón.





¿Es beneficioso dormir la siesta? Por supuesto que sí. Aunque, como siempre hay un pero, no podemos dormir a pierna suelta cuanto queramos: el tiempo recomendado para una siesta modélica oscila entre los 20 y los 30 minutos. Un corto período de descanso es lo ideal para reponer fuerzas y mejorar nuestro rendimiento diario, mientras que dormir una larga siesta puede alterar los ciclos del sueño, provocar insomnio durante la noche e incluso, tal y como aseguran diversos estudios, aumentar el riesgo de muerte. Una vez más, queda reflejado que todos los excesos, incluso uno tan inofensivo como dormir, pueden resultar peligrosos para la salud.

Todos los expertos coinciden en que hemos de sestear en su justa medida –sin exceder la media hora de descanso– para no afectar la calidad y la duración del sueño nocturno. De entrada, la siesta reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y disminuye los niveles de estrés. Tomar una siesta rápida produce una relajación del tono muscular que favorece la digestión, reduce las tensiones físicas y es muy positiva para el corazón.

A su vez, echar la siesta aumenta nuestro estado de alerta, capacidad de concentración y productividad. Un sueñecito corto hará desaparecer el cansancio mental del cerebro, haciendo que seamos más eficientes en el trabajo y en la vida cotidiana. Una siesta planificada puede darnos ese subidón de energía necesario para funcionar al máximo, quizás, incluso, más que una taza de café. Ni que decir tiene que provoca sensación de bienestar y nos mantiene de buen humor. Es como una inyección de buen ánimo.

Dormir la siesta: ¿solo para niños?

La siesta no es solo cosa de niños. Está demostrado que los efectos de la siesta sobre los adultos pueden ser muy beneficiosos. Varias investigaciones sustentan que mejora la memoria y el aprendizaje, estimulando o potenciando, además, la creatividad.

Siento envidia, pura envidia, ante quienes tienen el don de quedarse como troncos nada más acabar de comer porque la capacidad regeneradora de la siesta ayuda a prevenir el envejecimiento y alarga la vida.