Kama Sutra: Lo que usted no sabía

En el habla popular, la palabra kamasutra —así, toda junta— sirve para aludir a la práctica del acto sexual en la que los amantes adoptan una gran variedad de posturas. Por ejemplo: “Estuvo increíble, güey, nos echamos todo elkamasutra completo”, me dijo alguna vez una amigo, refieriéndose —no sin alarde: ya sabe usted cómo somos los machos humanos cuando se trata de ensalzar las propias capacidades amatorias— a las seis o siete posiciones sexuales en las que consumó a nivel físico su más reciente aventura, y que le parecían toda una proeza digna de relatarse.

Desde luego se creía mucho y, la verdad, qué bueno que lo disfrutó tanto como para contármelo. Pero, y de eso se tratan estas líneas, el Kama Sutra —así, separado— no es sólo un catálogo de posiciones sexuales acrobáticas, como nos lo han hecho creer las revistas frívolas tipo Cosmopolitan y las películas de corte erótico que aprovechan las connotaciones del título para atraer gente morbosa y calenturienta a la taquilla, sino un antiguo tratado práctico y filosófico para conducir la vida por la senda de la virtud y la gracia. El Kama Sutra aborda los temas del amor, el deseo, el placer, los lazos familiares, la vida matrimonial y otros aspectos relacionados con las artes amatorias que no necesariamente se refieren al sexo.





Quizá esto pueda resultarle toda una revelación y desee saber cuáles son esas otras “artes amatorias”. Para allá nos dirigimos; pero como Jack “el Destripador”, vayamos por partes.

El Kama Sutra —del sánscrito kama, ‘deseo’ y sutra, ‘hilo, manual’; “manual del deseo”, entendido éste como algo que engloba al deseo sexual pero no se limita exclusivamente a éste— es un texto antiguo que se considera la primera obra sobre la sexualidad humana. Está escrito en verso, en lengua sánscrita, y se atribuye al poeta indio —natural de la India, y también hindú, porque practicaba el hinduismo— Mallanaga Vatsayana, quien debió de haberlo escrito en el siglo II de nuestra era; sin embargo, su origen preciso es nebuloso y algunos especialistas consideran que Vatsayana no es el autor de los 1250 versos que lo conforman. De cualquier modo, fue traducido al inglés en el siglo XIX por el explorador, diplomático, cartógrafo, lingüista, espía y escritor británico sir Richard Francis Burton, quien publicó en 1883 la que es, hasta hoy, la más difundida de las traducciones del llamado “libro del amor”, la cual circuló de manera subrepticia entre ciertos círculos de la sociedad europea —a veces, incluyendo unos grabados que ilustraban aquello que la reprimida imaginación victoriana no alcanzaba a imaginar—, y muchos años después se publicó de manera corriente.

El texto está distribuido en 36 capítulos que se dividen en siete libros o partes:1. Consideraciones generales, 2. De la unión sexual —el libro más famoso con sus 64 posturas, aunque también aborda los besos, los abrazos, las mordidas, los arañazos y el sexo oral—, 3. Acerca de la adquisición de una esposa, 4. Acerca de la esposa, 5. Acerca de las esposas de otros hombres, 6. Acerca de las cortesanas, y 7. Acerca de los medios para atraer a los demás. Al parecer, a mediados de los años ochenta alguien hizo una versión que incluía solamente el segundo libro, y lo hizo circular de manera independiente bajo el título de Kama Sutra, y quizá esa misma versión fue la que llegó a la internet, haciendo que mucha gente pensara que ese libro era la totalidad del libro y que elKama Sutra no era sino un listado de posiciones para el coito, las cuales se recomendaban de acuerdo a las preferencias y los alcances —sí, hablamos de centímetros— de cada pareja.

Recordemos que este texto fue elaborado en un tiempo y una cultura completamente alejados de la mirada judeocristiana

Pero, como podrá usted darse cuenta, la concepción del amor y la sexualidad que considera el Kama Sutra es amplia y va más allá de los confines del dormitorio. Se trata de una guía para conducir al hombre —porque está escrita para hombres, eso sí— hacia el reconocimiento del propio deseo y de su naturaleza amorosa, y busca conducirlo por la senda de las virtudes amorosas. Recordemos que este texto fue elaborado en un tiempo y una cultura completamente alejados de la mirada judeocristiana, que a menudo considera a la sexualidad humana como algo un impulso bajo e inferior que debe ser controlado o cancelado, de modo que la unión sexual es vista como una más de las vías en las que el ser alcanza la plenitud.

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