William Anseume: El estudiante preso del gobernador Vielma Mora

William Anseume: El estudiante preso del gobernador Vielma Mora

thumbnailWilliamAnseumeAquí cada chivo tuvo o tiene su(s) preso(s). Y si es estudiante, para ellos mejor, en ese solazarse con el dolor ajeno. Eso ya es la base de la tortura, amigos de la ONU. Basta recordar a aquel monstruoso Ministro del Interior Justicia y Paz, el tal Rodríguez Torres, de tan nefasta recordación en el ámbito estudiantil, cuando se arrastró los campamentos de alumnos manifestantes hacia Fuerte Tiuna, como si los muchachos fueran botín de guerra gubernamental, acusándolos de todo cuanto mal había o cabía en las carpas. Miserables infundios inventados en medio de la crispación por las crecientes protestas que no dejan de tener sentido, debido a que la mala vida, la infelicidad continua que desde el gobierno se reparte como un mercalito gratuito a los venezolanos es lo único amplio que tiene la desproporcionadamente terrible gestión del dictador Maduro.

Los militares, activos entonces o en su retiro armónico con las armas y la tozudez de charreteras idas o venidas, celebraban cada captura como si fuera batalla ganada a la guerra imaginaria con la sociedad civil activa en las calles. Dispareja guerrita con ánimo fulminante contra los desprovistos manifestantes. Aplicación indecible de técnicas y tácticas, estudiadas en los cuarteles sin mirar alguno de que fueran coterráneos en desacuerdo, sin memoria de las palabras de Bolívar sobre la maldición que le depara a los soldados que atacan a su pueblo, prestos a liquidar a como diera lugar los humos alzados del hastío manifiesto.

Así, el gobierno requirió a diversos alcaldes su actuación en la identificación de manifestantes, en la entrega de ellos, en ese trabajar juntos por la construcción del terror público, de llevarse por el medio viejecitas y muchachos y hasta niños, liceístas o no, disconformes todos con la realidad de la violencia común, del día a día de las colas, del desabastecimiento, de la mortandad de ciudadanos inocentes, del hampa instalada con bases gubernamentales, en ese dejar hacer el miedo, mientras más público y horripilante mejor. Al parecer el alcalde Muchacho en diversas oportunidades, por los desatinos indudables de su partido, aquel de la etapa del dialoguito junto a los muertos, tendió el puente para brindar la entrega de algunos. Ceballos no cedió y ahí paga su condena por ser firme y valeroso ante el poder central.





Entre los gobernadores uno se ha lucido en ese aspecto de la crueldad, de las mentiras, de la infamia. Ante su impotencia de poder controlar a los gochos exaltados de ira contra un poder que los acogota de continuo, mandó aviones y armas de guerra a atemorizar a sus gobernados iracundos, irrefrenables. Los Ceballos son víctimas de ese poder miserable que no mira a quien fregarle la vida con tal de sostenerse, con sangre, con muertos y, sí, señor, con presos torturados de la peor forma.

Y aquí gobernador insigne, me voy a concentrar en el estudiante de la UNET, en Gregory Sanabria, ese a quien usted con sus mensajes malhadados difamó permanentemente hasta su captura, luego de refugiarse en su universidad. Un protestante, un indignado de 20 años entonces y 21 hoy, que se forma en informática y avanzaría en su carrera si usted no le negara el derecho que tiene a estudiar en beneficio de él, su familia y su país. Un muchacho, que manifestó abiertamente contra usted y su gobierno enclenque de paz, que lo hizo con enjundia, con esa enjundia que se tiene cuando se tienen 20 años, con esa rabia fluyente que se desbordó por esos días.  A ese joven venezolano usted lo enlodó, juntándolo, como todavía lo hacen, con gente a la que ni de lejos conoce: a Saleh , a Ledezma ¡A Uribe Vélez!

Allí lo tiene usted en un depósito humano, cargado de inhumanidad ese depósito, donde fuera golpeado hasta partirle el tabique nasal, tal vez por algún enviado, no lo tengo claro; con una visita rigurosamente limitada a escasos 3 o 5 minutos cuando hay laxitud, durmiendo colgado, en eso que llaman las nubes, en una celda que no da cabida a tanta gente, de 3 x 6 metros para “albergar” sin agua decente ni nada decente a 45 presos comunes, entre él, sin comida, porque no les dan alimentos. Usted le cercena la vida a un joven, sin matarlo. Las incidencias en la mente son muchas, señor gobernador, cuando se tienen 21 años y se está injustamente preso porque a alguien le dio la puntada de sacarlo del medio.

Su imagen ante esto no es la del gerente instalado en la producción de dinero del SENIAT, su imagen es la de un militarte con poder, dispuesto a hacer sufrir a la familia tachirense, a los habitantes de San Cristóbal, a los universitarios, a la comunidad unetista, es el uso perverso del poder, porque me da la gana.

Señor gobernador, mande a liberar a sus presos, sabemos de la injusticia cometida, de los recurrentes intentos también inhumanos de presentación al tribunal sin pruebas que lo inculpen y no lo dejan presentarse porque saben que Gregory Sanabria saldrá en cuanto le permitan su presentación que la política impide. {El es un preso político, él es su preso político. Aquí no hay justicia, hay política y la política doblega la mano de los jueces obedientes o les sale gas del bueno. Son más de nueve meses en la calamidad de estar preso por protestar, de ser un preso político. Eso no se le hace a un joven estudiante. Sea gallardo al menos al rectificar. Lo demás será una muestra más de cobardía, de doblegar a la gente porque aquí mando yo, como si usted fuera cualquier Juan Charrasqueao, y fíjese lo que a ese personaje de las canciones le pasó. El destino tiene que ver con las armas y los sombreros en mucho.

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