Carnicerías saqueadas reabren sus puertas con zozobra por la escasez

Carnicerías saqueadas reabren sus puertas con zozobra por la escasez

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Los locatarios del Mercado Municipal de Chirica, uno de los comercios saqueados el 31 de julio en San Félix, saben que no tienen más opción que invertir, colocar la mercancía que estaba en el depósito y reforzar la seguridad. Solo eso, publica Correo del Caroní.

A una semana de los disturbios, ni un solo ente gubernamental les ha visitado, al menos no formalmente. Pero la indolencia no le extraña a Gustavo Bastidas, uno de los propietarios de Charcutería La Única que por más de 20 años ha prestado servicio.

En más de cuarenta años de funcionamiento del mercado, histórico de Chirica, jamás se había registrado un saqueo. ¿Robos? Sí, pero nunca que una turba de gente rompiera una de las rejas, y con las mismas herraduras rompieron los vidrios de los mostradores.





Solo en Charcutería La Única se llevaron carne, jamones, quesos, punto de venta, televisores y la rebanadora. A otros comercios hasta el motor de las neveras le llevaron.

Por eso este viernes hacían las últimas reparaciones. Entre todos decidieron invertir en una reja más fuerte y reforzar cada una de las puertas.

Aunque todo lucía en paz a una semana de los disturbios, los comerciantes se preparan para lo peor. Trina, propietaria de Víveres Anima de Taguapire, cree que todo se puede repetir. “Pienso yo que esto pasa porque no hay comida, pero no saquearon solo víveres, sino todo”. De hecho, “pensamos que esto puede volver a ocurrir”.

Con resignación señalan que venían venir un suceso como el del 31 de julio. Un puesto contiguo, con algunos detergentes que quedaron, pintaban este viernes. Aprovecharon para hacer algunas remodelaciones antes de reponer el inventario.

“Eso va a venir en cualquier momento otra vez, uno lo que se siente es indefenso”, cuenta una muchacha que no quiso dar su nombre.

Menos de la mitad

Caminar por los pasillos del mercado de Chirica es encontrar decenas de locales cerrados. Algunos porque se quedaron sin mercancía y otros porque temen que regresen los saqueos.

Si algo está claro para los propietarios es que no hay ley y que, en cualquier momento, si persiste la impunidad, volverá el desorden. Así lo dice Ana Salazar, una de las locatarias, cuando le pregunto si las aguas han bajado luego de los sucesos del viernes: “Vamos a estar claros, mientras haya hambre en el pueblo no puede haber tranquilidad, porque estamos trabajando en zozobra. ¿Y sabes cómo se soluciona eso? Que haya comida, espagueti, arroz, harina, eso es a lo que estábamos acostumbrados”.
Ana lo dice mientras apunta a un bote de agua que -cuando llueve- termina de inundar todos los locales, en especial a los que venden pollos.