Mario Guillermo Massone: Nuestra frontera: el 6D

Mario Guillermo Massone: Nuestra frontera: el 6D

thumbnailcolaboradores-190x1301Mientras el presidente Santos anuncia un consejo de ministros en Cúcuta, invitando al cuerpo diplomático, los medios de comunicación y a los representantes de los organismos internacionales a constatar por sí mismos la situación fronteriza, del lado venezolano está restringida la presencia de periodistas y medios de comunicación independientes, nacionales y extranjeros. ¿Por qué será?

En similar actitud, el gobierno del presidente Nicolás Maduro no quiere que sus pares observen cómo se realizan y desenvuelven las circunstancias electorales en su país, en las elecciones parlamentarias que han de celebrarse el 6 de diciembre de este año. El presidente de la Asamblea Nacional, que debe representar el cerebro, la razón que se expresa en ley, no quiere que sus colegas diputados de otras naciones viajen a Venezuela para constatar por sí mismos el proceder ejemplar de nuestras instituciones. El mismo poder electoral se niega a exhibir en la vitrina al sistema de votación más perfecto y transparente del mundo. En la feria internacional de las elecciones, quien más se las hecha es quien no muestra a los demás lo que dice tener. Es como si en un club de carros, el miembro que dice tener el carro más perfecto, más bueno y más hermoso, se niegue a que los demás lo observen, se sienten y se deleiten con sus virtudes.

¿Existe alguna razón plausible para que un presidente que afirma que en su país tienen el más perfecto de los sistemas electorales, a su vez, en torno a la observación internacional, grite: “!No lo aceptaremos jamás, ni seremos monitoreados por nadie!”. Es como decir: “Tengo el último modelo con más caballos de fuerza, más aerodinámico y más rápido que existe… ¡Pero me niego a que ustedes lo vean!”. Y alguno le dirá: “Oye, recuerda que esto es un club de carros. Aquí traemos nuestros carros y los comparamos. Exhibimos nuestros logros.”
Solo pensando, me pregunto cuántos votos a favor habría en la OEA si el punto de agenda fuera la observación internacional para las elecciones del 6 de diciembre en Venezuela. ¿Existiría algún voto en contra de observar el mecanismo de los mecanismos democráticos respirar en Venezuela?





Si de observar se trata, observamos, y está a la vista de todos, que desde hace rato las instituciones han cruzado la línea fronteriza que separa lo racional de lo irracional en el ejercicio del poder público nacional en Venezuela. Se han puesto del lado contrario del imperio de la ley, la independencia y separación de poderes, la responsabilidad y rendición de cuentas; es decir, se han sacudido todo límite en su actuar. Por eso no quieren que los observe la comunidad de naciones.

Al menos legalmente, no se pueden suspender las elecciones; pues si asumimos el Artículo 7 de la Ley Orgánica sobre Estados de Excepción (“No podrán ser restringidas, de conformidad con lo establecido en los artículos 339 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 4.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 27.2 de la Convención Americana sobre derechos Humanos, las garantías de los derechos a: 13° La participación, el sufragio y el acceso a la función pública) nuestro espíritu ha de asumir también que vamos con todo a las elecciones.

Es harto probable que frente al descontento popular y la voluntad general de cambio de timonel y rumbo, que frente a la inminente derrota electoral, estén el Estado-PSUV apenas estén calentando los motores para los obstáculos que nos van a arrojar en el arduo y escarpado camino a las elecciones.

Al haber creado la inhumana y desproporcionada crisis fronteriza, el gobierno de Maduro ha centrado con mayor atención e interés la mirada de los ojos mundiales sobre Venezuela. Estos serán largos meses camino a nuestra frontera: el 6 de diciembre.