Oswaldo Páez-Pumar: Esperando sentencia

Oswaldo Páez-Pumar: Esperando sentencia

thumbnailcolaboradores-190x1301Aunque quisiera estar equivocado, desde que la prensa reseñó las conclusiones de la fiscalía en el caso de Leopoldo López, mucho me temo que la sentencia será condenatoria. También me equivoco en esto. La sentencia condenatoria data de febrero de 2014. Debe ser una tarea sobrehumana realizar ese trabajo con la certeza de que el defendido, no importa las razones jurídicas ni las pruebas aportadas, será condenado. Envío mi reconocimiento a los colegas que han asumido su defensa.

Me impulsa a denunciar la condena en puertas, que de nuevo como en un disco rayado, se le ha imputado el delito de asociación para delinquir: el agavillamiento. Es, pudiéramos decir, como si el subconsciente colectivo del chavismo-madurismo no pudiera contenerse en su interioridad y deseara dejar constancia de lo que ocurre dentro de sí. Están asociados para delinquir el ejecutivo, la fiscalía y el poder judicial. El legislativo no, es apenas como un “patriota cooperante”. Por supuesto, esa asociación no es de los órganos, sino de las personas que están al frente de ellos, lo que permite incluir también a algún diputado.

No constituye esa asociación una novedad, es propia  de  los regímenes comunistas, donde el mayor delito es disentir.  El instrumento de coerción para poder dar apariencia  democrática y que el juicio revista verosimilitud es la “checa”, esa institución de la Rusia soviética, replicada en la China, Corea del Norte y en la Cuba castrista que por medio de la tortura reclama del encausado no solamente la confesión, sino la solicitud de que se le aplique la grave pena que merece.





La última versión de esa inculpación es la del general Ochoa en Cuba pidiendo ser sancionado por su alianza con el narcotráfico, mientras que el autor de la alianza, Castro, quedaba inmaculado.

La resistencia frente al estado delincuencial no ha podido ser doblegada: allí está en primer término Franklin Brito un muerto del fallecido Chávez, la juez Afiuni cuya sentencia a treinta años fue anunciada por Chávez y hoy se ocupa Maduro de hacerla cumplir; y por supuesto los muchos estudiantes asesinados, torturados y encarcelados incursos en el delito de asociarse para cometer el delito de defender el imperio de la ley y la libertad. Leopoldo López es un hombre maduro que unió su voluntad de lucha con la de los jóvenes; y por eso su sangre está renovada.