Víctor Vielma Molina: Lo peor del derrumbe

Víctor Vielma Molina: Lo peor del derrumbe

 

 

Desde 1999, la revolución no ha dejado de tener escándalos. Estos surten y tejen la escena de una parodia que linda con la tragicomedia y el barranco que nadie quiere asumir, ver ni saber. Desde entonces sus memorias y cuentas, cuando las dan, son increíbles e inauditables. Un somero arqueo, deja ver el descomunal fracaso de su gestión y los vestigios de diversos dolos sin iguales; pero nadie que se diga revolucionario, da la cara ni asume responsabilidades. Sin embargo, la reducida cúpula roja quiere mantenerse en escena, se niega a admitir que arruinó al país, no quiere dar el paso a quienes de verdad conozcan el oficio de gobernar y producir, evita la crítica demoledora de los espectadores, pero tampoco baja el telón. Su tabla de salvación es mantenerse en el poder “a como dé lugar”.





A los verdugos los estrangula el miedo, antes que la culpa.  Por eso buscan arrimarse más al poder; pero ahora advierten que su cascaron luce roto, débil y sin polluelos. Se empobrecieron las sustancias que le daban vida, fortaleza y sedaban el pánico. La popularidad, la confianza y la economía se fueron a pique.  Los verdaderos verdugos huyen sin dejar rastro. Pero, la conciencia de las personas sensibles no se coloca al servicio de quienes profesan la infamia, de allí la aparición del fiscal Franklin Nieves.  Aquí es cuando florece la verdad del alma. Durante la trayectoria de 16 años de “revolución” chavista, lo que más ha sufrido daño, es la justicia. Así es como la impunidad creó a la actual crisis y la inmoralidad se adueñó del país.

Desde la injusta detención hecha contra la humanidad de la Jueza María Lourdes Afiune, las revelaciones comprometedoras del ex magistrado del Tribunal Supremo de Justica (TSJ) , Luis Velázquez Alvaray , en torno al juicio por el asesinato del fiscal Danilo Anderson, pasando por las declaraciones del ex magistrado del TSJ, Eladio Aponte Aponte, que develaron el forjamiento de pruebas para destrozar políticamente a Manuel Rosales, hasta las últimas declaraciones que, actualmente, emite el fiscal Franklin Nieves, contra la justicia selectiva, monitoreada y guiada de manera obcecada, por el poder político de la mal llamada revolución, para apresar y juzgar a Leopoldo López, deja mucho que decir. Esto coloca en evidencia al Poder Judicial, al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo  regentados por la revolución.

Si el extinto presidente Hugo Rafael Chávez se ensañó contra el ex alcalde de Maracaibo y ex gobernador del estado Zulia Manuel Rosales, Nicolás Maduro, presidente de la República y  Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional,  sin perder esta perversa manía, lo siguen haciendo contra los líderes de la oposición. Este ensañamiento no ha hecho más que consolidar el liderazgo del ex alcalde de Chacao Leopoldo López, del Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas Antonio Ledezma y de los ex alcaldes Daniel Ceballos de San Cristóbal (Táchira)  y  Enzo Scarano de San Diego (Carabobo). Y ahora, la detención de Manuel Rosales, lo arrima al mingo.

Cuando el gobierno de Maduro sentencia, a casi 14 años de cárcel a Leopoldo López, comete un craso error, este líder por su tenor y cualidades, se hace más presidenciable. Y la condena lo aquilata mucho más como figura política nacional e internacional.  Y lo peor para la revolución, Leopoldo ya estaba en la médula y corazón del pueblo venezolano.

El fiscal acusador Franklin Nieves, al denunciar presiones del gobierno para usar pruebas falsas contra López  y al declarar que: “el 100% de la investigaciones era inventado”,  impacta con contundencia destructora al gobierno de Nicolás Maduro.  Cuando los gobernantes faltan a la ética, a lo básico,  a lo menudo, pierden irremisiblemente la autoridad. Y, con la más intensa desproporción, por lo general, comprometen y condenan a su gobernabilidad. Y ésta, aunada a los desaciertos políticos, empuja al gobierno, a la más inminente y estrepitosa caída. Así mismo minan, a todas las posibilidades para recuperarla.  En la calle toda la gente habla contra este régimen. Por aquí y por allá, la revolución se cae a pedazos. Está en lo peor del derrumbe.

 

Víctor Vielma Molina/Educador/[email protected]