Venezuela, el país de la escasez

Venezuela, el país de la escasez

Una mujer haciendo la compra en el interior de uno de los principales supermercados de Caracas. El desabastecimiento del supermercado es total ÁLVARO YBARRA ZAVALA
Una mujer haciendo la compra en el interior de uno de los principales supermercados de Caracas. El desabastecimiento del supermercado es total
ÁLVARO YBARRA ZAVALA

 

La diferencia entre los precios controlados y los precios reales de mercado, se ubican en alrededor de 814,90% según mediciones del mes de agosto, publica en un reportaje el diario ABC de España.

Por JORGE BENEZRA – jorgebenezra/ABC de España





Una crisis de desabastecimiento y escasez golpea fuertemente a la nación bolivariana. Encontrar los productos es un verdadero viacrucis para los ciudadanos que deben visitar al menos unos siete establecimientos a la semana para poder completar las compras. Aquellos días en los que llegaban grandes cargas a los puertos y la producción nacional ayudaba a llenar los los supermercados quedaron en el pasado. En las calles de Caracas desde muy temprano se puede observar muchedumbres desesperadas por los productos más esenciales de la dieta básica como: arroz, café, leche aceite o harina de maíz. A las afueras de las cadenas de la red estatal de alimentos (Mercal, Pdval y Bicentenario), es donde más se agrupa la gente, ya que es allí donde llegan con mayor frecuencia el abastecimiento.

Las colas para poder comprar y acceder a los supermercados son kilométricas. Muchas veces tras hacer colas de más de cinco horas no logras comprar nada por culpa del desabastecimiento ÁLVARO YBARRA ZAVALA
Las colas para poder comprar y acceder a los supermercados son kilométricas. Muchas veces tras hacer colas de más de cinco horas no logras comprar nada por culpa del desabastecimiento
ÁLVARO YBARRA ZAVALA

«Es como nos toca vivir: cada semana tenemos que organizarnos en la familia para poder comprar la comida que necesitamos y que nos alcance el sueldo para comprarlos» dice Carmen, una madre soltera con tres hijos que desde la madrugada tuvo que hacer cola para obtener un número que le permitiera tener acceso diez horas más tarde al Abasto Bicentenario de la urbanización Terrazas del Ávila en Petare.

La escasez ha generado que la gente se convierta en acaparadores de productos, que compre lo que no necesita por miedo a que no vuelva a haber. «Yo tengo café en mi casa, pero hay que guardar todo lo que se pueda, no sabemos cuanto dure esto” así lo dice Pedro Martínez un pensionista que se enteró que había llegado un producto regulado cerca de su casa y salió buscarlo, aunque no le hacia falta. La escasez de esta nación tan rica, no se entienden hasta que no se vive. Todo es extraño, lo que se dice muchas veces no es lo que se ve o viceversa. Tenemos el caso de los restaurantes que cuando llegas a un sitio están al máximo de su capacidad y los supermercados en su mayoría abarrotados de productos: licores, zumos naturales, enlatados, pero cuando ordenas en los restaurantes, solo es posible elegir quizás la mitad de lo que se ofrece y cuando entras al supermercado lo que mantiene las estanterías, es un mismo producto probablemente de una misma marca que se repite por todo el pasillo.

Una mujer hace cola en la caja de un supermercado estatal PDVAL. El numero de productos que una persona puede comprar están racionados y no siempre se encuentran ÁLVARO YBARRA ZAVALA
Una mujer hace cola en la caja de un supermercado estatal PDVAL. El numero de productos que una persona puede comprar están racionados y no siempre se encuentran
ÁLVARO YBARRA ZAVALA

El caso de Makro de Caracas, la cadena privada de ventas al por mayor de insumos comerciales es uno de los mas notorios. Muchos de sus enormes pasillos están cerrados al público. Las neveras completamente vacías y desoladas como si estuviesen exhibidas para venderlas. Nos comenta un trabajador de la cadena que prefirió estar en el anonimato lo difícil que es para ellos trabajar «Se forman filas kilométricas para cancelar los pocos productos que nos llegan como los pañales para niños. Es denigrante ver el desespero y las peleas que se generan entre  amas de casa para poder llevar un paquete más de lo regulado». Para evitar la violencia el gobierno mantiene en los establecimientos escoltados por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). La situación está muy volátil en las carreteras los saqueos de camiones que transportan alimentos u otros productos son eventos que se han tornado cada vez más frecuentes en las últimas semanas y que también están empeorando los problemas de desabastecimiento en el interior del país.

El Gobierno de Nicolás Maduro decretó para todos los bienes el precio de venta justo, que, ha generado la desaparición de los productos y alimentos esenciales, pero todo esto se inició cuando el fallecido presidente Hugo Chávez impuso un sistema de control de cambio en 2003 con el que buscaba evitar la fuga de capitales del país y controlar el precio de los alimentos básicos, es decir que los venezolanos necesitan dólares, para importar o para viajar al exterior, tienen que dirigirse a una agencia estatal donde los pueden comprar a una tasa impuesta por el gobierno, la cual denominan «preferencial». La cantidad de dólares disponibles a esa tasa es restringida, así nació el mercado negro de divisas que hoy cuenta con una gran distorsión. Los comerciantes han tenido que comprar dólares en el mercado negro para poder importar, así que deben cobrar precios muy altos para poder obtener un margen de ganancias. El resultado de toda esta situación es que Venezuela dependa de las importaciones. Según el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), a través de su estudio correspondiente al mes de agosto del año en curso, diez rubros de la canasta alimentaria aumentaron de precio. Indican que la diferencia entre los precios controlados y los precios reales de mercado, se ubica en alrededor de 814,90% y con respecto a la escasez de algunos rubros, detallan que en la investigación de campo se detectaron 21 productos que no se consiguen en los anaqueles.