La Gran Misión Vivienda Venezuela ¿Todos tenemos acceso?

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Foto: Gran Misión Vivienda Venezuela

Mauro tiene 38 años, es trabajador del Metro de Caracas desde el año 2009 cuando un amigo de un ministro lo ayudó a ingresar como ingeniero en sistema, profesión de la que dice se siente orgulloso porque le ha dado todo para mantener a sus dos hijos.

Por Gabriella Buada Blondell

Este joven profesional y trabajador, como muchos venezolanos estuvo viviendo por más de 6 años con sus padres, sus tres hermanas, su esposa y sus hijos en los bloques de Cotiza, que por cierto es una vivienda que le fue adjudicada a su abuela materna a finales de los años 70 y que la terminó de pagar en los 90, unos meses antes de morir por una afección pulmonar.





Mauro como muchos venezolanos no contaba con los recursos económicos suficientes para comprar una vivienda en esa época donde los precios comenzaban a ser elevados.

“Recuerdo que trabajaba reparando computadoras y matando algunos tigritos en varias empresas privadas, no tenía ni Ley de Política Habitacional, ni mucho menos la posibilidad de optar por un crédito cuando mi novia en ese entonces me dio la noticia de la llegada de nuestro primer hijo”.

Mauro comentó que luego de que comenzó a trabajar para el Estado las cosas mejoraron porque fue allí donde se enteró que estaban entregando las viviendas a algunos de sus compañeros y tal vez él también podía optar por una.

“Fue la época donde la Misión Vivienda estaba dando apartamentos a los damnificados de las lluvias, yo me coleé fácil porque trabajaba en el Metro y un amigo de la infancia que es colectivo del 23 de Enero me echó la manito para que me dieran un apartamento en una buena zona de Catia, cerca del mercado y del metro y hasta el sol de hoy vivo con mis hijos tranquilamente sin pagar tanto dinero en alquiler ni condominio”.

También es el negocio redondo

Diversas denuncias se han publicado en los distintos medios de comunicación desde la creación de la Gran Misión Vivienda en el gobierno del expresidente Chávez en el año 2011. Los anuncios en periódicos y en páginas web de inmobiliarias todavía se presentan como legales “Se vende apartamento, tres habitaciones, un baño, sala y cocina en muy buenas condiciones” pero solo parecen legales porque la realidad es que son inmuebles entregados por la Gran Misión Vivienda Venezuela (Gmvv).

“Yo conocí a un coronel en la Guaira, según él, estaba jubilado, ese señor me estaba pidiendo 100.000 bolívares solo para llenar una planilla y optar por una vivienda de la misión que está en el Paraíso, detrás de la Escuela de Música”.

Este es el relato de una señora que sigue desesperada buscando donde vivir y que prefiere mantenerse bajo anonimato porque ya ha realizado varias denuncias de estos estafadores.

“Yo estoy desesperada por encontrar donde vivir, me quedé sin casa en 2010 por un incendio en la cocina de un negocio vecino. Te estoy hablando de Petare y yo no caí en la trampa de este supuesto coronel llamado Eddy García porque no tenía el dinero que me estaba pidiendo solo para llenar una planilla. Dios sabe lo que hace” dijo la señora agradecida.

“No tenía el dinero y gracias a eso me salvé, imposible reunir esa cantidad cuando yo lo que hago para ganarme la vida es vender productos de primera necesidad. Igual pensé que era una oportunidad y que debía pedirlo prestado o solicitar una ayuda.

Hablé con un fiscal amigo del Ministerio Público y me dijo que ese señor estaba denunciado desde hace muchos años y que también había estado preso por estafa con viviendas pero que lo soltaron porque era de la tercera edad”.

También se ha demostrado a través de estos anuncios que varios de los beneficiarios del programa social han optado por vender las casas que les han sido adjudicadas, violando así el documento de propiedad por el que se rige la misión.

En el año 2013, el entonces ministro Ricardo Molina habría señalado que en los casos donde detectaron que los beneficiarios vendían las casas asignadas por la Misión Vivienda se les revocaría la propiedad, porque es un beneficio que les otorga el Estado y que se anularía el documento de compraventa a quien la adquirió y que además esa persona sería considerado invasor y copartícipe de una falta. No se hizo público ninguno de estos casos pero hasta el momento continúan las denuncias.

Los jóvenes también emigran por falta de vivienda

En la actualidad el fenómeno emigración está “de moda” y es que la gran mayoría que prefiere probar suerte en otro lado son precisamente los jóvenes. Esto no es nuevo, ya que desde el año 2000 muchos venezolanos salían a buscar nuevas oportunidades de estudio para luego regresar. Ahora lo que resalta de esto es que quienes se van lo hacen para no regresar porque desean mejores alternativas de realizarse como individuos y hasta familiares. Las razones varían pero coinciden en las económicas y sociales debido a que se ha hecho cuesta arriba obtener una vivienda en el país.

En el caso de Gabriella Fuenmayor, una joven de 23 años que vive con sus padres y se acaba de graduar de abogado en una conocida universidad privada del país, no cuenta con recursos para emprender su viaje a Chile de inmediato, pero su familia está enfocada en reunir para que salga lo más pronto posible “así sea de mochilera se tiene que ir porque se quiere casar y es imposible que viva con nosotros, aquí no hay más espacio”.

“Es que ni siquiera alquilar, yo tengo dos amigas que se fueron en febrero luego de recibir el título. Ellas vendieron teléfonos, consolas de juegos y hasta computadoras para poder comprar el pasaje, ya hoy consiguieron un apartamento alquilado y tienen celulares más avanzados de los que tenían aquí. Tengo la oportunidad porque me están ayudando a no llegar a pasar trabajo y después que yo me estabilice se va mi novio y nos casamos”.

Las causas que daban los jóvenes que comenzaron a salir del país a partir del año 2000 variaban, pero la mayoría decía que solo saldrían a prepararse. De un tiempo para acá tomó fuerza la inseguridad y ahora la primera razón es la economía desgastada por una inflación imposible de tapar, haciendo que la posibilidad de obtener una vivienda se convierta solo en un sueño para la gran mayoría de venezolanos.

El alto costo arropó al sector y es que durante el primer semestre de 2015, los precios de las viviendas en el Área Metropolitana de Caracas se duplicaron. En enero, un metro cuadrado de una vivienda costaba en promedio 252.851 bolívares, mientras que en junio el precio era de 603.368 bolívares.

Un alquiler de una habitación para estudiantes del interior en una zona popular pero relativamente segura podría costar entre 15.000 y 20.000 bolívares mensuales con adelantos de hasta cuatro meses de depósito y sin acceso a la cocina o a otros servicios.

Un apartamento en el 23 de enero, dos habitaciones, un baño y cocina para alquilar se debe contar con al menos 70.000 bolívares mensuales sin incluir depósito y para la venta 12.800.000

¿Qué dicen las leyes?

La vivienda adecuada fue reconocida como derecho humano en 1948, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pasando a ser un derecho humano universal, aceptado y aplicable en todas las partes del mundo como uno de los derechos fundamentales para la vida de las personas y por esta razón los tratados internacionales han reafirmado que los Estados tienen la obligación de promover y proteger dicho derecho.

En Venezuela, este derecho está establecido en la Constitución de la República Bolivariana específicamente en su artículo 82 “toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura higiénica con servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias. La satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos y ciudadanas y el Estado en todos sus ámbitos. El Estado dará prioridad a las familias y garantizará los medios para que estas y especialmente las de escasos recursos puedan acceder a las políticas sociales y al crédito para la construcción, adquisición o ampliación de viviendas”.

Todo esto abarca el derecho de cualquier persona a tener acceso a un hogar y a una comunidad para vivir con dignidad. La Misión Vivienda Venezuela como plan social establecido debería llegar a cubrir todos los déficit habitacionales que existen en el país ya que ese fue uno de los principales objetivos fijados con su creación, sin embargo no todas las personas han tenido la suerte de optar por un techo donde vivir.

En el mes de noviembre, entrada la campaña electoral del año 2015 el presidente Nicolás Maduro, anunció que la meta de la Gran Misión Vivienda Venezuela para el próximo año es justamente la construcción de 500 mil nuevos hogares en todo el país, sin embargo, según un trabajo publicado en diario El Universal meses pasados se conoció que en 1999, el déficit habitacional llegaba a 900 mil viviendas, cifra que alcanzó actualmente a los 2 millones 900 mil viviendas y que se ha incrementado a pesar de la implementación de esta misión.

El alto costo de los inmuebles, lo poco que cubre la Ley de Política Habitacional para quienes la aceptan como forma de pago y la falta de acceso a los programas sociales son algunas de las trabas que encuentran los ciudadanos para poder alcanzar la meta de establecerse en la sociedad con la vivienda como derecho. Las promesas vienen y van en época electoral y de alguna manera permanecen las esperanzas de vivir dignamente.

Gabriela Buada Blondell

Otras fuentes consultadas:

– Gran Misión Vivienda Venezuela

– Expediente Por una vivienda El Universal