¡Este mazo es mío! Las últimas maniobras de @dcabellor en la AN

¡Este mazo es mío! Las últimas maniobras de @dcabellor en la AN

Foto: Newsweek Venezuela
Foto: Newsweek Venezuela

Cada cierto tiempo… cada tres o cuatro años, por ejemplo, sería no solo positivo sino necesario para la salud del país que, de alguna manera, se nos recordaran todos los desaciertos, escándalos, bochornos y trapos sucios que los políticos han cometido en este período. De manera de combatir la escasa –nula- memoria política que ha caracterizado a Venezuela y los venezolanos desde que somos “esto”. Un día específico, en el que todos los medios se dediquen a excavar ese pasado reciente y expongan, con la misma intensidad inicial (si es que la hubo), todos los actos abominables que la dirigencia política dejó a su paso. Tal vez así recordaríamos con quiénes estamos tratando; a quiénes seguimos y –sobre todo- por qué continuamos en esta carreta sin frenos –casi sin ruedas- que se enfila al despeñadero que aparece allá… sí… allá mismo, ¿usted logra verlo?

Por Carlos Flores / Newsweek

Entonces sería sorprendente… muchos espabilarían; se escucharía por doquier el: “¡Yo no me acordaba de eso!”. Y es que un país donde nadie recuerde las “proezas” llevadas a cabo por la élite de pillos que lo gobierna, no estará condenado a cien años de soledad sino de miseria, ruina y retraso, aunque ciertamente, tampoco tendrá –fácilmente- una segunda oportunidad sobre la Tierra.





Válido ejemplo de lo anterior es un caso ocurrido hace varios años y que seguro pocos ciudadanos recuerdan, puesto que involucra al hombre del mazo y a un difunto revolucionario. Luis Tascón, quien pasará a la inmortalidad como autor de una lista que hoy sigue manchando el civismo nacional, pero en su momento montó trinchera contra Diosdado Cabello, e incluso exigió una investigación a la Asamblea Nacional por presuntas irregularidades en la adquisición de 200 microbuses, 100 rústicos y 100 unidades autopullman, esto en la durante la gestión de José David Cabello, frente al Ministerio de Infraestructura. En esa época, Diosdado era el gobernador del estado Miranda y respondió acusando a Tascón de imperialista y de tratar de sacarle pasaporte diplomático a un supuesto banquero vinculado al narcotráfico. Tascón alegó: “La respuesta soberbia de Cabello atenta contra la unidad de los revolucionarios”. Así estaba todo en ese momento. Luego, Tascón se fue al otro mundo (no precisamente al imperialista) y Diosdado se convirtió en el hombre con mayor poder en Venezuela (¿quién lo niega?)

“La verdad es esencialmente revolucionaria”, semejante frase se puede leer en el banner superior del portal web www.conelmazodando.com.ve, página dedicada a lo que Diosdado transmite en su programa de tv, y un poco más. Aunque “la verdad”, es decir, la realidad de las cosas, realmente no es revolucionaria; no tiene que ver con ideologías, partidos políticos o algo similar. La verdad es esencialmente lo que ocurre, a veces puede estar oculta… pero siempre está ahí.

En todo caso, Diosdado ha querido mostrar “sus verdades” en el programa de tv y en este portal web. Y es ahí donde el poderío comunicacional que podría tener el chavismo, les juega en contra y –bien sea por mera ignorancia o por estupidez provocada- mucho de lo que dice o hace se convierte en un chiste que solo causa gracia a él y los empleados de VTV que tienen el honor de acompañarlo en su experimento mediático.

Y basta ver al hombre poderoso sufriendo en cada segmento del show, de su show personal. Lo que Diosdado tal vez ignora (novatadas, pues), es que las cámaras no mienten y cada risita mecánica, obligada… cada insulto hacia un opositor… cada grabación ilegal –vía pinchada de teléfono-, lo reduce a convertirse en lo que casi todos dicen de él… O, más claro –y esto lo demostró el reciente resultado electoral del 6D-, ¡NO FUNCIONA!

Porque luego de que medio planeta Tierra está al tanto de acusaciones, de investigaciones internacionales; cuando saben quién eres, lo que haces, lo que tienes… cualquier intento de crear otro personaje lejano a la realidad pública, termina siendo no solo falso sino grotesco y hasta ridículo.

Diosdado Cabello –igual que no pocos revolucionarios- se ha paseado por buena cantidad de cargos públicos. Pero en un país sin contraloría ni memoria, podríamos interrogar a cualquier experto sobre la labor de Cabello cuando fue ministro o gobernador o vicepresidente, casi nadie sabría qué decir.

Pero solo le falta un cargo… aunque el rumor –terrible consejero por cierto, de las sanas democracias- insiste en su retorno a la vicepresidencia de la república.

La verdad, ésa que Cabello llama “esencialmente revolucionaria”, dicta claramente que la AN ya no será roja rojita… y que él –en caso de permanecer ahí- será parte de una minoría, rechazada en las urnas electorales por la gran mayoría de votantes venezolanos. Y eso no lo pudo cambiar ni su poder, ni el miedo que logra infundir, ni sus artimañas… ni siquiera el mazo de plástico con el que juega a ser un cavernícola de la comunicación cada semana. Es el fin de la Asamblea Nacional de Diosdado Cabello. Y esa verdad es… “esencialmente”… la única que importa.