La oposición lista para llenar la Asamblea Nacional

People walk past the National Assembly building, during a parliamentary session, in Caracas, January 4, 2016. REUTERS/Marco Bello
REUTERS/Marco Bello

 

Olviden la entrega ceremonial del mazo y las fotos de grupo. El nuevo Congreso de Venezuela, ahora dominado por los rivales del gobierno socialista, toma posesión el martes en medio de manifestaciones rivales en la calle, acusaciones mutuas de ataques a la democracia y el riesgo latente de violencia, reseña Associated Press.

Cuando se forme la nueva Asamblea Nacional será la primera vez en 17 años que los rivales de la revolución socialista comenzada por el fallecido presidente Hugo Chávez controlen una institución en el país sudamericano.





Los nuevos parlamentarios opositores han prometido utilizar su nuevo poder para hacer grandes cambios, mientras que el partido socialista del actual presidente, Nicolás Maduro, se ha mostrado igual de firme en que no se permitirá que la cámara haga retroceder la revolución de Chávez.

El Tribunal Supremo suspendió la juramentación de tres legisladores de oposición la semana pasada en respuesta a una impugnación de partidarios de los socialistas, que acusan a la oposición de manipular las elecciones legislativas del 6 de diciembre. Esa decisión podría eliminar la mayoría de dos tercios de la oposición, necesaria para tomar decisiones importantes como la destitución de altos cargos o la reforma constitucional.

El nuevo presidente del Congreso, Henry Ramos Allup, reiteró el lunes su promesa de tomar juramento a todos los legisladores y dijo que Maduro debería plantearse dimitir para salvar a Venezuela de una crisis política, repitiendo una reclamación de los opositores más extremos en 2014 cuando lanzaron un movimiento de protestas callejeras que resultaron en decenas de muertes.

“Para evitar el choque no podemos ir a nuestra casa, después que la gente confió en nosotros, con un par de agujas a tejer calcetas y escarpines”, dijo a la prensa Ramos Allup, de 72 años. “Tenemos que ejercer porque la gente nos eligió para ejercer”.

Estas ácidas declaraciones son características de Ramos Allup, un experimentado político anterior a la era de Chávez. Su designación para presidir el Congreso por encima de un rostro más nuevo ha expuesto las diferencias internas que aquejarán a la oposición.

La rama más moderada de la oposición ha criticado la estrategia de los más extremos de intentar forzar la marcha de Maduro y quiere medidas más pragmáticas para sacar a la economía venezolana, dependiente del petróleo, de una caída libre marcada por una inflación de tres dígitos y la recesión más profunda del mundo.

Las diferentes facciones han acordado una agenda básica que incluye conceder una amnistía a las docenas de líderes encarcelados considerados como presos políticos por organizaciones de derechos humanos, presionar para que se publiquen datos del banco central y dar a Maduro un plazo de seis meses para adoptar el programa económico de la oposición.

Los nuevos parlamentarios también han prometido utilizar la Asamblea Nacional como herramienta para exigir responsabilidades, celebrar vistas investigadoras y encargar auditorías a agencias del gobierno.

Jennifer McCoy, veterana observadora de elecciones en Venezuela para el grupo prodemocracia fundado por el expresidente Estadounidense Jimmy Carter, señaló que en las próximas semanas se verá si el gobierno y la oposición pueden dejar a un lado sus hostilidades.

“Este es el momento en el que ambas partes tienen que decidir cómo seguir avanzando: si van a trabajar juntos o iniciar una batalla campal”, dijo McCoy, que ahora es directora del Global Studies Institute en la Universidad del Estado de Georgia.

Los socialistas empezaron a resistirse al nuevo congreso prácticamente en cuanto resultó elegido. Los legisladores salientes nombraron a nuevos jueces del Supremo y cambiaron la propiedad de la televisora de la Asamblea Nacional. Maduro emitió el lunes varios decretos limitando el poder del Congresosobre el banco central.

En Washington, el Departamento de Estado de Estados Unidos expresó su preocupación el lunes por los intentos del gobierno de Maduro de interferir con el nuevo congreso, lo que provocó una dura réplica del presidente venezolano.

La oposición tenía previsto celebrar una marcha hasta el edificio de la Asamblea Nacional el martes por la mañana. El céntrico distrito, a la sombra del palacio presidencial, no suele ver protestas de oposición y se ha visto cubierto estos días por nuevas pintadas a favor del gobierno.

Maduro se mostró conciliador el lunes en una comparecencia televisada, señalando que había dado instrucciones al ejército de que garantizara el acceso de la oposición al edificio neoclásico que alberga la Asamblea Nacional para que pueda constituirse de forma pacífica.

Pero las milicias progobierno, a las que Chávez apodaba como “la rama armada de la revolución”, pidieron a sus partidarios celebrar una contraprotesta, planteando la amenaza de enfrentamientos.

“La revolución debe defenderse en las calles”, rezaba una convocatoria progobierno que circulaba el lunes. “Un congreso burgués nunca hará más que legislar la esclavitud del pueblo”.

Por HANNAH DREIER, Associated Press

El periodista de Associated Press Joshua Goodman en Bogotá contribuyó a este despacho.