Jesús Soto, el venezolano que rompió los esquemas dándole un nuevo sentido a las líneas

Foto: Twitter
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El 5 de junio de 1923 nació en Ciudad Bolívar, capital del estado Bolívar, el pintor y escultor Jesús Rafael Soto, una de las figuras más destacadas del arte cinético mundial y figura de referencia para las nuevas generaciones de artistas venezolanos.

AVN

Hijo de Luis Rafael García Parra y Emma Soto, el maestro guayanés comenzó su experiencia artística como cartelista en tres cines de Ciudad Bolívar.





En 1942 es becado por el Gobierno de Bolívar y enviado a la Escuela de Bellas Artes y Artes Aplicadas de Caracas, donde conoce a artistas de alta talla como Alejandro Otero y Carlos Cruz Diez.

En 1947 es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Maracaibo, cargo que ejerce hasta 1950, cuando parte a París y se une a un grupo de artistas venezolanos que conformaban la revista “Los Disidentes”, como Alejandro Otero, Mateo Manaure, Pascual Navarro, Luis Guevara Moreno, Perán Erminy, Rubén Núñez, Aimée Battistini y otros, quienes se oponían al arte figurativo que prevalecía en Venezuela y promovían el abstraccionismo geométrico.

Es precisamente Aimée Battistini, oriunda de Ciudad Bolívar, quien lo introduce en el tema del abstraccionismo, lo que marcaría su carrera y su creación.

Soto se hizo famoso por obras en las que objetos lineales se superponen en distintos ángulos y dimensiones, dando la ilusión al expectador de que están en movimiento, aunque realmente cada elemento está fijo.

También aplicó la técnica de la repetición de líneas y figuras para crear efectos visuales que incluían mezcla de colores y movimientos, según el ángulo en que se observara la obra.

En 1960 obtiene el Premio Nacional de Artes Plásticas de Venezuela y en 1963 se consagra definitivamente como artista de renombre internacional al inaugurarse una gran exposición retrospectiva de Soto en el Museo de Arte Moderno de París.

Comienza así un período de 20 años en los que presentó sus obras en los museos más importantes y bienales de Estados Unidos, Francia, Italia, Brasil y Venezuela.

Entre sus obras más reconocidas destacan los “penetrables”, especies de jaulas de gran tamaño de cuyo “techo” cuelgan cientos de tubos de metal que hacen sonidos de campanas cuando el espectador camina a través de ellas. Algunas de estas obras también están hechas con mangueras de goma de distinto color y grosor y se pueden apreciar en el Museo de Arte Jesús Soto, de Ciudad Bolívar, y en exposiciones itinerantes que se ejecutan durante todo el año en diversos museos del país.

Sus obras están presentes en espacios públicos como la estación Chacaíto del Metro de Caracas y el Complejo Teresa Carreño. En la autopista Francisco Fajardo de Caracas también se encuentra “La Esfera Soto”.

A pesar de su fama mundial, Soto siempre defendió su posición de dar oportunidad a los artistas venezolanos y manifestó preocupación por rescatar y apoyar la creación artística en su natal Ciudad Bolívar.

Es así como en 1973 la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) construyó en Ciudad Bolívar el Museo de Arte Contemporáneo Jesu? Soto, donde desde entonces se exponen tanto sus obras como las de otros maestros internacionales y especialmente, de artistas del estado Bolívar y otras zonas de Venezuela.

En el 2005, Jesús Soto murió en su casa de París, el 14 de enero.