Me imagino que la “Comisión Especial para la revisión del Decreto de Emergencia Económica”, consignado por Maduro ante la AN, recomendará negar su aprobación. No queda otra. Lo demás es dejar que nos abrace en su aparatosa caída.
Todo debidamente sustentado en un concienzudo análisis de sus incoherencias legales, al no precisar cuáles son las garantías suspendidas por ese Estado de Excepción económico. En trance de ejemplo: podrá aplicarnos un “Corralito” sin decirnos que nos va a suspender los derechos de propiedad y de libertad económica.
Respaldado por un examen suficiente y contundente de la total ausencia de una política económica y sus acciones a seguir para recuperar el crecimiento económico y ajustar los indicadores macroeconómicos. De la lectura de ese Decreto queda claro que Maduro no tiene ni la más remota idea de cómo salir de la crisis y a través del mismo solo se plantea: a) mayor discrecionalidad en el manejo de los dineros públicos; b) manos libres para el manejo de los activos privados (ojo con Polar); c) patente de corso para las contrataciones públicas, trámites cambiarios y con las importaciones; d) un “corralito” al bolívar para supuestamente controlar la inflación.
Y soportado por una advertencia clara sobre la ausencia de programas sociales que aseguren la transferencia y el subsidio directo a los sectores más vulnerables de la población, para protegerlos de los impactos de las medidas que ejecute a su antojo el Gobierno. Ya sabemos que las fulanas misiones devinieron en un perverso sistema de racionamiento y clientelismo.
Lo que no sé es si la Comisión Especial que preside mi amigo José Guerra, secundado por mi pana Elías Matta como Vice, será capaz de decirle al proponente de esa emboscada que su Decreto debería llamarse el “Decreto del Barbarazo” que “acabó con tooo”. Después de acabar con el país no se puede ser tan cara de tabla y venir por “el queso que había en la mesa”.