El amor: Un sentimiento adictivo

El amor: Un sentimiento adictivo

Foto: muyinteresante.es
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Muy frecuentemente, las parejas dicen sentirse más unidas después de realizar un viaje juntas. Esta sensación no es una fantasía sino que parece tener un fundamento neuroquímico real. Se cree que, al enfrentarse de forma permanente a la novedad, la activación de este sistema refuerza la asociación entre la sensación de placer y la presencia de la otra persona, lo que contribuye a consolidar los lazos afectivos. Todas las drogas adictivas se caracterizan por estimular este sistema, como hace el amor. Aunque –todavía- no se lo considera formalmente, el amor es un sentimiento potentemente adictivo. Ahora bien, si se analizan los criterios diagnósticos de la adicción se descubre un patrón conductual sobrecogedoramente similar al del enamoramiento.

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Así, el adicto muestra una conducta de ansia exagerada e irreprimible por conseguir la droga; emplea mucho tiempo y esfuerzo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia, como desplazarse largas distancias o realizar, sin disgusto, los formidables movimientos que se requieren para la cópula, aun habiéndose ejercitado duramente en otros menesteres a lo largo del día; y antepone el consumo de la sustancia a sus actividades sociales, laborales o recreativas, descuidándolas. El parecido es manifiesto.





Con todo, el aspecto más frustrante de la adicción es su persistencia. La exposición a recordatorios del consumo de drogas, como lugares asociados al uso previo, puede ocasionar una recaída, incluso décadas después de superar la adicción. En el caso del amor, todos sabemos que una canción, una fotografía o un camino de vuelta a casa pueden tener el mismo efecto, reavivando la extinta llama del amor y abrasándonos por dentro.